Misteriosas enfermedades y criaturas ocultas en bosques inexplorados. Habilidades y poderes concedidos desde antes de nacer al azar. Flechas y espadas defienden el honor y hieren el orgullo de los enemigos. Cielos azules y extensos terrenos que parecen difuminarse al infinito en el horizonte, enmarcan el inicio de la travesía.
Capítulo 1
En el castillo de Ceryle, transcurrían los días lentamente, hasta los últimos días del verano, cuando comenzaban los preparativos de las festividades. El rey cumplía años y como era la tradición, se celebraba con un gran banquete y un torneo de arquería al cual eran invitados arqueros de todo el reino e incluso reinos vecinos. Este año, había disminuido considerablemente el número de participantes pues había guerras entre los reinos del sur, guerras a las que el rey de Ceryle se negó tajantemente a tomar parte, por no ser tan numeroso su ejército.
Así que todo el pueblo preparaba sus mejores vestidos para el banquete, al cual cada persona del reino estaba invitada. Se celebraría en los jardines del castillo, al culminar el torneo de arquería, esa noche. La reina personalmente supervisaba la elaboración del banquete, mientras el rey caminaba por los jardines disfrutando la compañía de sus hijos más pequeños, David de once años, Josué de ocho y Esmeralda, la menor de la familia real, de seis años. Corrían los tres entre fuentes y amplios pasillos formados por arbustos persiguiendo a un cerdito rosa, mascota de la hija del consejero del rey, Ophelia, que estaba sentada en el borde de una de las fuentes, con flores en su regazo, que tejía entretenida en guirnaldas, mientras su padre y el rey conversaban como de costumbre.
Esmeralda, cansada de correr se dirigió a la biblioteca del castillo, donde sabía que encontraría a sus hermanos mayores, Leonardo y Sofía, dibujando mapas. Leonardo de veinticinco años, era el heredero al trono y el capitán del ejército del reino, dominaba la espada como nadie, cualidad que Sofía admiraba y aprendía de él. Sofía a sus diecinueve años, se distinguía por pasar sus tardes leyendo y a pesar de los regaños de su madre, se negaba a aprender a coser y bordar alegando que sus manos no servían más que para sostener una espada o un libro.
La relación entre Sofía y Leonardo era muy estrecha y pasaban muchas tardes como esa, haciendo mapas del castillo, incluyendo el bosque cuyos límites comenzaban al terminar los jardines. Nadie conocía bien este bosque, pues sus árboles se unían en una intrincada enredadera por la cual pocas personas se atrevían a pasar, si bien a veces ni la luz pasaba a través de ella, lo cual aumentaba la curiosidad de los hermanos respecto a los secretos que albergaría en él.
Esmeralda se sentó en el regazo de su hermana, que comenzó a trenzarle cariñosamente el cabello sin interrumpir su conversación con Leonardo, respecto al mapa que estaban dibujando.
- ¿Cuántas fuentes hay en el jardín? pensé que ya las habíamos contado – decía Leonardo frunciendo la frente, haciendo memoria.
- Pero en los últimos meses, mamá mando construir más…por aquí tenía el número… – alegó Sofía, revolviendo un montón de papeles en la mesa.
- Hay algo en tu cabello – observó Esmeralda, alcanzando con sus manos la cabeza de su hermana, sacando de entre los mechones de cabello un trozo de pergamino.
- Así que ahí lo dejé – sonrió Sofía, desdoblándolo – veinticuatro fuentes. Las conté esta mañana.
- ¿Notaste que las rosas están todas abiertas? – preguntó Esmeralda, sacudiendo la manga de su hermana.
- Si las vi, ¿las rojas son tus favoritas, verdad? – dijo Sofía, rodeando con su brazo a la niña, mientras Leonardo seguía dibujando.
- Pero los rosales están casi terminando el jardín, ¿con que permiso te alejas tanto Esmeralda? – dijo Leonardo sin apartar la vista del dibujo – sabes que no debes alejarte demasiado o te perderás en el bosque y te comerá lo que sea que vive en él…
- No es cierto ¡que malo eres! – exclamó enojada Esmeralda, y Leonardo la despeinó y le sonrió. La niña se quedó con expresión de preocupación - No hay nada que viva en él, ¿verdad Sofi?
En ese momento, se abrió de golpe la puerta de la biblioteca, y los tres hermanos voltearon al mismo tiempo. La reina se acercó a ellos, frunciendo el seño.
- Leonardo, deja de asustar a tu hermana. ¿Sofía? ¿No te has arreglado
- Vamos Esme, nuestros vestidos están arriba – Sofía se puso de pie.
- Tengo que ir por algo primero al jardín – respondió Esmeralda tomando la mano de su hermano – ¿me acompañas?
Leonardo la subió a su espalda y salieron hacia los jardines, mientras Sofía y la reina subían por las escaleras a las habitaciones.
~
Al atardecer, brillaban ya las velas y antorchas iluminando el jardín donde estaba ya preparado todo para la celebración. Aún cuando el sol no se había ocultado por completo, a lo lejos, los límites del bosque ya se perfilaban en completa oscuridad marcando una línea negra alrededor del jardín.
Cirsium, el bosque de la noche constante, tenía un habitante después de todo. Una joven que había llegado ahí desde hace mucho tiempo, cuya piel tan blanca resaltaba sobremanera en la densa oscuridad que la rodeaba. Quien la llegaba a ver, quedaba convencido de haber visto un espectro. Una razón más para que aquél que quisiera entrar, desistiera, y el bosque en penumbra continuara siendo un misterio.
En la plaza principal de la comarca contigua al castillo se agolpaba la gente para ver la final del torneo. Además del pueblo, estaban presentes en el palco real, los reyes y su hijo mayor. El bullicio era creciente y mucho se hablaba de los finalistas. El primero, un arquero conocido del reino y se enfrentaba a una joven que hasta el momento permanecía invicta, natal del reino Hyla, al noreste de Ceryle. No era común que una mujer tuviera habilidades tan extraordinarias en la arquería, ninguna había llegado a finalista en años anteriores.
El lugar se encontraba iluminado por una enorme hoguera, que formaba parte de la prueba decisiva, que consistía en disparar una flecha que debía pasar a través del fuego de la hoguera para poder prender un aro ubicado a 10 metros de esta.
Primero lo intentaría el arquero, que tenia preferencia por ser natal del reino. La plaza quedó en silencio y sólo se escuchaba el crepitar de la madera en la hoguera. Disparó la flecha, que atravesó la hoguera incendiándose, pero pasando de largo por arriba del aro, sin encenderlo. El hombre se retiró.
La joven de Hyla, Veanna, dio un paso al frente y tensó su arco. En sus ojos se reflejaba la hoguera y lucía serena. Disparó y la flecha marcó una trayectoria perfecta a la hoguera, y ya encendida, prendió fuego al aro provocando ovaciones de todos los presentes.
La gente se dirigió entonces al castillo, con la ganadora del torneo y la familia real presidiendo la comitiva.
En la torre este del castillo, Ophelia y Sofía terminaban de arreglarse. Ophelia de diecisiete años, había crecido junto a la familia real y siempre había vivido en el castillo junto a su padre. Esmeralda, las miraba sentada en la cama, admirando sus vestidos, azul rey el de Ophelia y púrpura con brocado de oro el de Sofía.
- Cuando sea grande, tendré vestidos como los de ustedes – decía Esmeralda– pero de color amarillo.
- Tendrás todos los que quieras. – le dijo Ophelia sonriéndole, cepillándose el largo cabello que le llegaba a la cintura.
En ese momento, tocaron a la puerta y entraron Josué y David.
- ¡Qué guapos se ven! –les dijo Sofía.
- Vine a regalarte esto – le dijo Josué, acercándose a ella, extendiéndole un capullo de rosa color rosa.
- ¡Es muy bonito, hermano! Muchas gracias – Sofía tomo el capullo y abrazó al niño. Con una peineta, se lo puso en el cabello. – Ahora si estoy lista.
David, se acercó tímidamente a Ophelia, ofreciéndole una rosa blanca. Ophelia la prendió de su vestido y el niño se sonrojó cuando ella le dio un beso en la mejilla.
- ¡Te gusta Ophelia! – lo acusó Esmeralda, riendo.
- ¡Cállate! – David comenzó a perseguirla escaleras abajo y Josué los siguió divertido.
Bajaron al salón principal donde estaban los cortesanos y los músicos terminaban de alistarse. La velada comenzó de manera tranquila con música y bailes. El rey bailó con la reina y con su hija mayor. Al bailar con ésta, aprovechó para hablar con ella respecto a su futuro.
- Hija, hoy conocerás a tu prometido.
- Pero…pensé que eso no sería hasta dentro de unos meses… - la sonrisa de Sofía desapareció de su rostro.
- Pero ha asistido esta noche, y le prometí que los presentaría. Insiste que su boda sea cuanto antes… no pongas esa cara y baila ahora con tu hermano.
Leonardo, que estaba bailando con su madre, se acercó y continuó bailando con Sofía, mientras el rey se retiraba con la reina.
- ¿Porqué esa cara Sofi?
Sofía puso al corriente a su hermano. Sabía que una vez que se casara, no volvería a ver a sus hermanos ni a sus padres; tendría que vivir en el reino de su esposo, lejos de ahí.
Ambos hermanos se retiraron a acompañar a sus habitaciones a sus hermanos menores, pues por ser pequeños tenían que cenar aparte y retirarse temprano a descansar. Sofía arropó a los tres y les dio un beso en la frente, pensando que aún tenía un poco más de tiempo con ellos y que tal vez podría convencer a su prometido de aplazar un poco la fecha de la boda.
El banquete comenzó. Las mesas estaban dispuestas en los jardines, siendo la mesa de honor reservada para los reyes, sus hijos mayores, el consejero real y la ganadora del torneo, a la cual el rey había encontrado muy interesante por sus habilidades y confianza en sí misma.
Fin del Capítulo 1
Preface
This adventure takes place rather than in distant lands, in a distant time. An era whose geography was divided into kingdoms with their kings, princes, princesses and warriors. Kingdoms formed by counties, where the people were distributed.
Mysterious diseases and creatures hidden in unexplored forests. Skills and powers granted long before birth at random. Arrows and swords defend the honor and hurt the pride of enemies. Blue Skies and extensive grounds that seem diluted to infinity over the horizon, frame the beginning of the voyage.
Chapter 1
In Ceryle Castle, the days went by slowly, until the last days of summer, when preparations for the festivities began. It was the king’s birthday and as was the tradition, it was celebrated with a great feast and an archery tournament to which were invited archers from all around the kingdom and even neighboring kingdoms. This year, the number of participants had declined considerably since there were wars between the kingdoms of south, wars to which the king of Ceryle bluntly refused to take part of because of his not so numerous army.
So everyone in town was preparing their best clothes for the feast, to which each person in the kingdom was invited. It would be held in the gardens of the castle, after the archery tournament that night. The queen personally supervised the elaboration of the banquet, while the king walked the gardens enjoying the company of his smaller children, David who was eleven years old, Joshua eight and Esmeralda, the smallest of the royal family, six years old. The three of them ran between fountains and wide corridors formed by shrubs chasing a pink pig, mascot of the daughter of the king’s advisor, Ophelia, who sat on the edge of one of the fountains, with flowers in her lap, weaving garlands, while his father and the king talked as usual.
Esmeralda, tired of running went into the library of the castle, where she knew she would find her older siblings, Leonardo and Sofia, drawing maps. Leonardo twenty-two years old, was the heir to the throne and captain of the kingdom’s army, he dominated the sword as no one ever could, qualities that Sofia admired and learned from him. Sofia to her nineteen years, was distinguished by spending her evenings reading and in spite of her mother’s wishes, she refused to learn sewing and embroidery arguing that her hands were to be used only to sustain a sword or a book.
The relationship between Sofia and Leonardo was very close and they spent many evenings like that, making maps of the castle, including the forest whose boundaries began at the end of the gardens. Nobody knew this forest because its trees joined in an intricate vine through which few people dared to go through, sometimes neither the light would pass through it, which increased the curiosity of the brothers regarding the secrets to within it.
Esmeralda sat on the lap of her sister, who began braiding affectionately her hair without interrupting her conversation with Leonardo, about the map they were drawing.
- How many fountains are there in the garden? I thought we had already counted them - said Leonardo who frowned his forehead, trying to make memory.
- But in recent months, Mom commanded they build more… here was the number… - claimed Sofia, stirring a pile of papers on the table.
- There is something in your hair - noted Esmeralda, reaching with her hands above her sister, drawing from among the tufts of hair, a piece of parchment.
- So there was where I left it - Sofia smiled, unfolding it - twenty-four fountains. I counted them this morning.
- Did you notice that the roses are all open? - asked Esmeralda, tugging her sister’s sleeve.
- Yes, I saw them, red are your favorite, right? - said Sofia, with her arm around the girl, while Leonardo was still drawing.
- But the roses are almost at the end of the gardens, with whose permission did you go that far, Esmeralda? – said Leonardo without taking his eyes off his drawing - you know that you shouldn’t go that far or you will get lost in the woods and you will be eaten by whatever lives in it…
- That’s not true! You’re so mean! - Esmeralda exclaimed angrily, and Leonardo played with her hair then smiled. The girl maintained her expression of concern - There's nothing living there, is there Sofi?
Right then, the door of the library was burst open and all three brothers turned their heads. The queen approached them, with a frowned upon her.
- Leonardo, stop scaring your sister. Sofia? You’re not ready?
- Come on Esme, our dresses are upstairs – said Sofia as she stood up.
- I have to go to the garden for something first - responded Esmeralda as she took the hand of her brother – Come with me?
Leonardo lifted her on his back and they headed to the gardens, while Sofia and the Queen walked up the stairs to the rooms.
~
At sunset, candles and torches lighted up the garden where everything was already prepared for the celebration. Even though the sun had not been completely concealed in the distance, forest boundaries appeared in complete darkness making a black line around the garden.
Cirsium, the forest of constant nights, had an inhabitant after all. A young girl who had arrived there a long time ago, whose white skin highlighted particularly in the dense darkness that surrounded her. Whoever came to see her, was convinced to have seen a spectrum. One more reason for those who would like to enter, desist, while the forest at twilight would remain a mystery.
In the main square of the county adjacent to the castle people crowded to see the end of the tournament. Besides the people, there was the presence, in the royal box, of the kings and their eldest son. The noise was increasing and there were a lot of words around the finalists. The first, an archer known to the kingdom and was facing a young girl who until now remained undefeated, born in the kingdom of Hyla, northeast of Ceryle. It was not common for a woman to have such extraordinary skills in archery, none had reached the finals in previous years.
The place was illuminated by a huge bonfire, which was part of the litmus test, which consisted of firing an arrow that should pass through the bonfire only to light with fire a ring located 10 meters away from this.
The native archer would go first, who had preference because of his birthplace. The square remained silent and the only sound that could be heard was the crackle of wood at the bonfire. He fired his arrow, which crossed the bonfire, but flew long above the ring, without the ignition. The man retreated.
The young girl from Hyla, Veanna, took a step forward and tensed her bow. In her eyes the fire was reflected while she looked serene. She fired and the arrow marked a perfect trajectory to the stake, and already lit, burned the ring causing ovations from everyone there.
The people then went to the castle, with the winner of the tournament and the royal family.
In the east tower of the castle, Ophelia and Sofia were finishing dressing themselves up. Ophelia seventeen years, had grown close to the royal family and had always lived in the castle along with his father. Esmeralda, looked at them while sitting on the bed, admiring their dresses, Ophelia’s dress was blue, while Sofia’s dress was purple with golden brocade.
- When I grow up, I will have dresses just like yours - said Esmeralda – but they will be yellow.
- You will have all the dresses you want. - said Ophelia smiling, brushing the long hair that came down to her waist.
Just then, there was a knock on the door, and Joshua and David entered.
- Look how handsome you look! - said Sofia.
- I came to give you this – said Joshua, approaching her, extending her a pink rose bud.
- It’s very pretty, brother! Thank you very much - Sofia took the rosebud and hugged the child. With a back comb she put it in her hair. - Now I’m ready.
David, approached Ophelia timidly, offering her a white rose. Ophelia then seized it in her clothing and the child blushed when she gave him a kiss on his cheek.
- You like Ophelia! - Esmeralda accused him, laughing.
- Shut up! – said David as he began to chase her down the stairs and Joshua followed them.
They went down to the main hall where there were courtiers and musicians, finishing getting ready. The evening began quietly with music and dances. The king danced with the queen and their eldest daughter. While dancing with her, he took the opportunity to talk with her about her future.
- Daughter, today you will meet your fiancé. -
- But… I thought that this would not be until a few months… - Sofia's smile disappeared from her face.
- But he has attended tonight, and I promised to introduce you. He insists that you wed as soon as possible… do not put on that face and now go dance with your brother.
Leonardo, who was dancing with his mother, approached and continued dancing with Sofia, while the king was withdrawing with the queen.
- Why that face Sofi?
Sofia clued her brother up to what was happening. She knew that once married, she would never again see her brothers or parents; she would have to live in her husband’s kingdom, far from there.
Both brothers retired from the dance to accompany to their rooms, their younger siblings because since they were young, they’d have to dine apart to rest and retire early. Sofia tucked in her three brothers and gave them each a kiss on the forehead, thinking that she still had a little more time with them and that she might try to persuade her betrothed to hold off the date of the wedding.
The banquet began. The tables were arranged in the gardens, where the table of honor was reserved for the kings, their eldest descendants, the royal counselor and the winner of the tournament, whom the king had found very interesting because of her skills and confidence in herself.
End of Chapter 1
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