Capítulo 6

- ¿Veanna? – la llamó Sofía.

- ¿Qué pasó? – respondió ésta saliendo de su estupor.

- Nada, es que te detuviste y quedaste callada de repente, ¿te sientes bien?

- Sí, sólo estoy un poco cansada.

- Quizás deberíamos detenernos a comer algo – sugirió Ophelia- también me siento cansada.

- Me parece bien – aceptó Bril de buena gana.

En esos días, vivían a base de frutas y lo que iban recolectando en el camino. Cargaban con ánforas de agua que llenaban tan pronto llovía, afortunadamente había estado lloviendo a menudo, lo que agradecían, aunque les hacía pasar por más incomodidades como verse cubiertas de lodo constantemente. Sin mencionar que al no tener un techo bajo el cual resguardarse, solían ser despertadas por el agua.

Con todo, su buen humor y entusiasmo no se había disipado. Sofía y Veanna habían simpatizado rápidamente, hablando a menudo de arquería y esgrima. Ophelia permanecía en silencio mucho tiempo tratando de poner orden a sus pensamientos, tarea que cada vez le resultaba más difícil. Veanna ya no la podía ver igual y se sentía avergonzada de lo que había hecho, pero no lograba armarse de valor para decirle lo que había ocurrido. Así que se propuso a sí misma hacer lo más que pudiera por compensarla en lo que llegaba el momento apropiado para que supiera la verdad.

Conforme se iban conociendo, iban estrechando lazos. Incluso Bril que casi no conversaba, comenzaba a sentirse familiarizada con ellas. Los dos meses que llevaban de conocerse parecían ser más. La amistad se había dado entre ellas de manera implícita, como un acuerdo mutuo.

~

Habían logrado avanzar bastante en poco tiempo. Según Bril, en tres días ya estarían saliendo del bosque y de ahí al pueblo no sería ni medio día de camino.

Cuando dormían, tomaban turnos para montar guardia. Aunque Bril tenía la certeza de que no había nadie más que ellas en el bosque, Veanna insistió en tomar esa precaución.

Bril estaba sentada, recargada en un árbol mientras las demás dormían. Recién comenzaba su turno y fuera del rumor de algún animal pasando, reinaba un profundo silencio, hasta que comenzó a escuchar a Sofía hablando primero en murmullos, después a gritos. No comprendía lo que estaba diciendo, pero sonaba asustada. Se acercó con cuidado de no mover a Ophelia y Veanna.

- ¿Sofía? Sofía... despierta... – susurró, sacudiéndola ligeramente.

- No quiero irme sin ti... – repetía Sofía entre sollozos sin despertarse.

Bril suspiró. No era la primera vez que la escuchaba llorando en sueños. Estaba a punto de sacudirla una vez más cuando Sofía volvió a dormir en silencio, así que prefirió dejarla descansar.
Cada pesadilla era como revivir la noche del ataque. Sofía no comentaba nada al respecto pero procuraba quedarse de guardia más tiempo que las demás con tal de no quedarse dormida.

- Sofía, traes unas ojeras horribles – observó Veanna - pareces mapache – añadió divertida mientras recogían sus cosas tras haber dormido un rato.

- No he podido dormir bien – contestó ésta malhumorada, acomodándose el cabello y echándose a andar para alcanzar a Ophelia y Bril que ya se habían adelantado, sin ganas de hablar más al respecto.

Veanna se encogió de hombros y las alcanzó sin darse mucha prisa. Comenzaba a fastidiarse de la rutina, pero le tranquilizaba saber que cada vez faltaba menos para llegar a la civilización de nuevo. Extrañaba su casa y muy a su pesar, a Hallacair. Pero no dejaba de sentirse emocionada por lo que se avecinaba.

Los pensamientos de Sofía giraban en torno a sus pesadillas. Sentía un vacío que sabía que nunca podría volver a llenar. Decidió volcar todas sus fuerzas en recuperar el reino, así el legado de su familia no quedaría en manos de quien se los había arrebatado.

- Fue mi hermano el que me enseñó esgrima – le dijo a Veanna con mejor tono después de un prolongado silencio – me lo preguntaste, ¿te acuerdas?

- ¡Ah! – no se esperaba un comentario así, pero le alegraba que alguien rompiera el silencio - Sí, me acuerdo.

- Desde los 7 años, él tenía 13. Pasábamos tardes enteras en los jardines, practicando.

- Si no, estaban en la biblioteca dibujando mapas – añadió Ophelia – pero siempre estaban juntos.

- No siempre, a veces se ponía insoportable... pero hasta nuestras discusiones me parecían divertidas – dijo Sofía sonriendo – pero es que él era el que mejor me conocía. Esme, David y Josué se la pasaban con Ophelia. Aunque siempre venían conmigo para que les leyera cuentos.

Extrañaba tanto a su familia que se le hacía doloroso hablar de ellos, pero al hacerlo caía en la cuenta de que era mejor que dejarlos en el olvido. Comenzó a sentirse más aliviada. Su familia seguiría a su lado si ella se permitía recordarlos.

- Sofi... ¿Qué le ocurrió a Leonardo? No lo hirieron en la plataforma, ¿o sí? – preguntó Ophelia, pues desde hace tiempo tenía la duda.

- No, se quedó peleando – contestó después de un suspiro – me mandó por nuestros hermanos al castillo y fue ahí donde te encontré. No volví a verlo después.

- Entonces cabe la posibilidad de que siga con vida, ¿no? – aventuró Veanna, pero al ver el gesto esperanzado de su amiga, se arrepintió – digo... es una posibilidad.

Bril y Ophelia la miraron molestas. No les parecía prudente un comentario así.

- Quizás... ¡quizás haya logrado huir! – los ojos de Sofía se habían iluminado – ¡no se me había ocurrido eso! – la mirada insegura de las demás la hizo poner de nuevo los pies en la tierra – si sigue con vida, nos encontraremos tarde o temprano.

Y guardó silencio, procurando mantenerse serena. Se quería obligar a no hacerse esperanzas pero no podía evitar que su corazón latiera emocionado.

~

- ¡Qué horror! ¡Quítamelo, quítamelo! – gritaba Veanna asustada.

- ¡Si tan sólo te quedaras quieta! – reclamó Ophelia intentando quitarle una cigarra del cuello.

Bril y Sofía se habían alejado un poco para buscar leña y encender una fogata. La temperatura había descendido considerablemente y el frío ya no era soportable. Veanna y Ophelia se habían sentado a descansar, hasta que sentir al insecto en su cuello hizo a la primera levantarse de golpe.

- Listo. – Ophelia tenía al insecto en su mano, observándolo con mucho interés.

- ¿Cómo puedes agarrarlo? Qué asco – exclamó Veanna estremeciéndose – aleja esa cosa de mí.

- No puedo creerlo – dijo Ophelia, después de dejar la cigarra sobre un árbol - ¿tú gritando por un insecto? Creí que no le temías a nada.

- ¡No le tengo miedo a nada!... más que a los insectos... – admitió – es una tontería, lo sé, pero no puedo evitarlo.

- ...bueno – se encogió de hombros y volvió a sentarse sobre una gruesa raíz nudosa.

Veanna se cruzó de brazos y frunció la nariz. Ophelia cerró los ojos por un momento. Se sentía exhausta.

- Ya se tardaron mucho... – observó Veanna tras un largo silencio – Quisiera que ya llegáramos al pueblo, ya me cansé de ver nada que no sean árboles. Me pregunto qué fue lo que hizo que Bril decidiera vivir aislada en un lugar como éste.

Como única respuesta, Ophelia se encogió de hombros de nuevo, sin abrir los ojos.

- Me parece que has estado muy seria últimamente – dijo Veanna seriamente - Incluso me parece que no estás muy convencida de... pues de estar aquí.

- No sé de qué hablas – contestó irritada y añadió en un murmullo, sintiendo un nudo en la boca del estómago - ...no es como si tuviera opción.

Veanna, sorprendida por el tono y por la respuesta, decidió guardar silencio aunque el propósito duró poco pues no estaba de humor de permanecer callada.

- ¿No estarás enferma? El otro día que comimos no sé cuál fruta, el estómago me dolió toda la noche, ¿a ti no? No vuelvo a hacerle caso a Bril... ¿y si soy alérgica? No, no creo, me hubiera puesto realmente mal. Cómo extraño comer carne...

- Veanna, no tengo ganas de hablar y francamente tampoco de escucharte – dijo Ophelia con la poca paciencia que le quedaba.

- Vaya, no tienes por qué ponerte así.

- ¡Quizás yo quiero ponerme así! – exclamó, poniéndose de pie bruscamente y encarándola.

- ¿Qué sucede? – preguntó Sofía extrañada, acercándose junto con Bril, ambas cargadas de gruesas ramas.

- ¡Ustedes creen que todo esto es muy divertido! – acusó enojada, señalándolas – ¡yo no pedí nada de esto!

- Pero Ophe... – empezó a decir Sofía

- Ah no, ¡tú no me digas nada! No has hecho más que pensar en ti misma ¿y yo qué? Quiero regresar, ¡quiero ir a casa! – tenía los ojos llenos de lágrimas y su voz sonaba más aguda que de costumbre.

Sofía y Veanna la miraban sin saber qué responder. La primera lucía aturdida por la acusación, pero no parecía haberse molestado.

- Pero tú estuviste de acuerdo, además, no hay a dónde regresar – le recordó Veanna.

- ¿Y qué sabes tú de cómo me siento? ¿Qué podrías saber? Para ti todo esto es tan sencillo, ¡a ti no te importa nada!

- Ophelia, no sabes lo que estás diciendo, no tienes por qué hablarle así – reaccionó Sofía.

- ¡Claro, defiéndela! Estoy harta de esta farsa, ¿me oyen? ¡HARTA! Yo no pedí... – no terminó la frase pues Bril, que hasta ese momento la había escuchado impasible, se acercó a ella y la abofeteó para sorpresa de todas.

- Deja de auto compadecerte – ordenó con firmeza, mientras Ophelia se llevaba una mano a la mejilla y la miraba furiosa – Lo que pasó no se va a borrar por más que lo quieras negar Ophelia, tienes que vivir con ello.

Por toda respuesta, Ophelia les dio la espalda y se alejó, sentándose bajo un gran árbol a unos metros de ellas. Sofía se debatía entre seguirla o no.

- Dale un momento – le dijo Bril, leyendo su expresión – probablemente es la primera vez que vaya a lidiar con la realidad.

Bril no se equivocaba. Resguardada de la vista de las demás por las prominentes raíces del árbol, Ophelia intentaba encontrarle sentido a sus pensamientos. Quería llorar, se reprochaba no haberlo hecho ante la muerte de su padre y de todos aquellos a los que había conocido como familia. No era que no sintiera las vidas perdidas y lo mucho que le dolía ya no tenerlos, pero tenía que preocuparse, tenía que hacerse cargo de ella misma y cuando al menos tuviera una idea se daría todo el tiempo que quisiera para llorar.

Sabía que las demás no tenían la culpa de que se sintiera así. Pero atribuir todo a ellas había sido su último recurso para evadir la confrontación con ella misma, ahora inevitable. Tomar las riendas de su vida no sería tan difícil si tan sólo supiera por dónde empezar. Sofía tenía una causa y aunque la apoyaba, necesitaba una para ella misma. Veanna por ejemplo, también apoyaba a Sofía, pero tenía aparte sus planes, era más independiente. Sabía que no estaba obligada a seguirlas, pero ni siquiera tenía a dónde regresar, como Bril, por ejemplo. No, ella seguiría a Sofía, pero no dependería de ella ni sería una carga para nadie más.

Pensando así, se quedó dormida. La consternación no había abandonado aún su rostro, pero cuando Veanna se acercó a cubrirla con una manta notó con alivio que dormía tranquila.

~

Al seguir caminando, notaron que no estaban lejos de abandonar el bosque pues la luz comenzaba a filtrarse poco a poco a medida que la vegetación se volvía menos espesa.

Ophelia seguía con su silencio, claramente resentida con Bril por la bofetada pero también sentía vergüenza por la manera en que se había comportado. Las demás no querían forzar las cosas y prefirieron darle su espacio, por miedo a que se volviera a enojar y se separara de ellas pero al ver que se veía más tranquila y sin planes de alejarse, siguieron su curso sin preocuparse más.

Veanna se sentía emocionada a medida que salían del bosque ante la perspectiva de distinguir de nuevo entre día y noche al grado que las demás no podían evitar verse contagiadas de su entusiasmo. Sofía se sentía nerviosa pensando en cuál sería la situación de Sorex y dudando si recibiría el apoyo para Ceryle pero aun así no podía evitar reírse ante los alegres comentarios de Veanna o de los gestos que ponía Bril que, a su pesar, se estaba divirtiendo. Incluso Ophelia se olvidaba un poco de su incertidumbre al verse contagiada por el entusiasmo general de llegar al pueblo.

- Llevamos tanto tiempo sin ver la luz del sol que me pregunto si nos hará daño cuando salgamos de aquí – aventuró Veanna, observando los ases de luz que se filtraban cada vez con más insistencia entre las ramas de los árboles.

- Claro que no, qué tontería – respondió Bril sin molestarse.

- Tú eres la que debería estar más preocupada, ¡llevas años viviendo en la penumbra! Sí han sido años, ¿no?

- Sí, pero no es como si no hubiera ido a ninguna parte en todo ese tiempo.

- ¿A dónde has ido? – preguntó Sofía interesada.

- Al pueblo a donde vamos a ir, por ejemplo.

- ¿A verte con alguien? ¿eh, eh? – dijo Veanna sonriendo, mirándola acusadoramente.

- ¡Claro que no! – contestó Bril, fulminándola con la mirada – además, a ti que te importa.

- Qué aburrido. No me imagino viviendo así, sola. – continuó Veanna haciendo caso omiso a Bril – debes de haber tenido un muy buen motivo... en fin, tengo hambre.

- Voy a buscar manzanas o algo – dijo Bril mientras las demás buscaban un lugar dónde sentarse.
- ¿Quieres que te acompañe? – preguntó Veanna.

- No quiero más preguntas, prefiero ir sola – dijo encogiéndose de hombros y empezando a caminar.

Para instalarse, bastó sentarse en círculo y ponerse a revolver las bolsas para sacar las provisiones.

- Sólo nos queda medio tarro de mermelada, pero no hay pan – dijo Ophelia sosteniendo el frasco frente a sus ojos – no distingo de qué es.

- Yo tengo una pieza de pan – dijo Sofía sosteniendo en su mano algo que parecía una piedra.

- No creo que sea posible comerlo – suspiró Veanna – es bueno saber que ya no falta mucho para llegar.

- ¿Dónde está Bril? – preguntó Ophelia.

- Fue a buscar algo de comer, pero ya se tardó mucho. Hace tiempo que la perdí de vista – dijo Veanna poniéndose de pie, entrecerrando los ojos para ver si la distinguía a lo lejos.

A su vez, Sofía se puso de pie y avanzó unos pasos para gritar el nombre de Bril. Las tres esperaron en silencio, pero no hubo respuesta.

- Esto no me agrada, nunca nos separamos tanto – dijo Veanna, tendiéndole una mano a Ophelia, que se estaba incorporando.

Avanzaron unos pasos más y, esta vez juntas, volvieron a llamarla. Miraban impacientes hacia todas las direcciones, cuando un gruñido las hizo volverse a su izquierda.

- No se muevan – dijo Veanna con un hilo de voz.

Un lobo negro les gruñía mostrándoles los dientes, manchados de sangre fresca.

Chapter 6

- Veanna? – called Sofia.

- What…what happened? – She responded, coming back from her trance.

- Nothing, it’s just that you stopped y stayed still without saying anything all of the sudden. Are you all right?

- Yeah, I’m just a little bit tired, that’s all.

- Maybe we should stop to get something to eat- suggested Ophelia – I’m felling a little bit tired too.

- Seems fine by me – accepted Bril.

In those days, they lived off fruits and anything they where to gather on the trail. They carried water to collect water as soon as it started raining, fortunately it had been raining frequently, for which they where grateful, even though it made them pass through rough time like being all covered by mud all the time. Without mentioning that without having a steady roof over their heads, they were frequently woken up by the rain in the middle of their sleep.

Even with all that, their good humor and enthusiasm hadn’t gotten down. Sofia and Veanna had gotten well quickly, having frequent chats about archery and sword fighting. Ophelia remained in silence most of the time trying to make peace with her mind, which became more difficult every time. Veanna couldn't look at her the same way and she felt ashamed of what she had done, but she couldn't find the courage to tell her what had happened. So she took upon herself to do anything that was in her hands to compensate her, until the right moment came, to tell her the truth.

As they got to know each other better, they became more united, even Bril who began to feel comfortable around them. Those two months they spent together seemed longer. Their friendship had been born implicitly, almost as a mutual agreement.

~

They had managed to travel far in a very short amount of time. According to Bril in three days they would already be near the end of the forest, and there forth the town wouldn't be even half a day of travel away.

When they slept, they took turns to guard. Even though Bril was certain that there wasn't anyone else besides them inside the forest, Veanna insisted on taking that precaution.

Bril was lying down on the ground beside a tree while the rest slept. Her shift had just begun and besides the sounds of an animal passing by, there was silence everywhere, until she began to hear Sofia talking, at first, in whispers, then in screams. She couldn't make out was she was saying, but she sounded afraid. She approached her carefully trying to be careful not to wake up Ophelia or Veanna.

- Sofia? Sofia... wake up... – she whispered, shaking her gently.

- I don't want to leave without you... – repeated Sofia in between sobs without waking up.

Bril sighted. It wasn't the first time she had heard her crying in her dreams. She was about to shake her once again when Sofia returned to her silent slumber, so she left he to rest.

Every nightmare was like reviving the night of the attack. Sofia didn't comment anything about it, but tried to have the night guards more often as long as she wouldn't have to sleep.

- Sofia, you’ve got really dark circles around your eyes - observed Veanna - you look like a raccoon - she added in joke while they picked up their things after sleeping for a while.

- I haven't been able to sleep well. - she answered grumpily, shifting her hair and catching up Ophelia and Bril, who had begun walking, without feeling like talking about it.

Veanna shrugged and ran up to them. They began getting word out by the routine, but they calmed themselves by thinking that there wasn't much time left until they got back into civilization. Veanna missed her home and she even missed Hallacair. But she couldn't help but fell excited for whatever there was to come.

Sofia's mind was only on her nightmares. She felt a deep hole she knew she would never fill. She had sent all her remaining strength in taking back her kingdom, that way her family's memory wouldn't end up in the hands of whom had took them away from her.

- It was my brother who taught me fencing - said Sofia towards Veanna in a better tone after a long silence - you asked me, remember?

- Ah! – She wasn't expecting it, but she was glad the silence had been broken.

- Yes, I remember.

- Ever since I was 7 years old and he was 13. We used to spend whole days practicing in the gardens.

- And if they weren't doing that, they would always be in their library drawing maps - added Ophelia - but they were always together.

- Not always, sometimes he would get so irritating... but even our discussions seemed fun to me - said Sofia smiling - but he was the one who knew me better. Esme, David and Joshua spent their time with Ophelia. Although, they would always come back to me so I would read them stories.

She missed her family so much; it made her difficult to talk about them, but while talking about them she realized it was better than to leave them forgotten. She began to feel better. Her family would remain by her side, as long as she let herself remember them.

- Sofi... What happened to Leonardo? He wasn't hurt on the platform, was he? - asked Ophelia, she had had the doubt for a long time now.

- No, he stayed fighting - she answered after a sigh - he sent me after our brothers to the castle and that was where I found you. I didn't see him after that.

- That means there still is the possibility that he's still alive isn't it? – asked Veanna, but upon seeing her friend's eyes lit up with hope, she regretted - I mean… there's still a chance.

Bril and Ophelia looked at her upset. A comment like that didn’t seem prudent to them.

Maybe... maybe he was able to run! – Sofia’s eyes had lit up – I hadn’t thought of that! – the uncertainty in the eyes of the others, made her come back to earth – If he’s still alive, we'll find him sooner or later.

She kept silent, trying to stay calm. Se tried not to give herself hopes, but she could keep her heart from beating excited.

~

- No! Ugh! Get it away from me! – yelled Veanna scared.

- If only you remained still! – protested Ophelia while trying to clear a cicada off her neck.

Bril and Sofia had gone away for a while to look for firewood, to ignite a bonfire. The temperature had descended considerably and the cold weather was no longer bearable. Veanna and Ophelia had laid down to rest, until Veanna felt the bug on her neck, which made her stand up startled.

- There… – Ophelia had the cicada on her hand. Staring at it with great interest.

- How can you touch it? It’s disgusting – exclaimed Veanna shuddering – get it away from me.

- I can’t believe it – said Ophelia after leaving the bug on a tree – you yelling over a little bug? I thought you weren’t afraid of anything...!

- I am not scared of anything! … Just insects... – she admitted – it’s stupid, I know, but I can’t avoid it.

- ...well – she shrugged her shoulders and returned to seat on a heavy knotted root.

Veanna crossed her arms and wrinkled her nose. Ophelia closed her eyes for a moment. She felt exhausted.

- They’ve been gone for too long... – observed Veanna alter a long silence. – I wish we could get to town soon; I’m tired of only seeing trees. I wonder why Bril decided to live here all alone, in a place like this.

As a response, Ophelia only shrugged her shoulders again, without even opening he eyes.

- You’ve been too quiet lately – said Veanna seriously – It even seems to me that you’re not convinced with…. even being here.

- I don’t know what you’re talking about – she answered irritated and added in a low voice, feeling a knot on her throat - … It’s not as if I had a choice.

- Veanna, surprised by her tone and answer, decided to stay silent even though her purpose lasted shortly, since she wasn’t in the mood to remain silent.

- What if you’re sick? The other day that we ate that fruit, my stomach didn’t let me rest all night, did you? I’m not going to hear Bril words again… what if I’m allergic? No, I don’t think so; I would have gotten really sick. Oh how I miss eating meat…

- Veanna, I’m not in the mood for talking and frankly neither of hearing you – said Ophelia with the little patience she had left.

- Well, you don’t have to act that way.

- Well what if I want to act this way?! Maybe I do want to act like this! – she exclaimed standing up, and facing her.

- What’s wrong? – asked Sofia bemused, along with Bril, whom where carrying thick branches.

- All of you think this is fun! – She blamed furiously, pointing at them – I didn’t ask for any of this!

- But Ophe…- started to say Sofia.

- Oh no, don’t you dare tell me anything! You haven’t thought of anyone except yourself, what about me? I want to go back, I want to go home! – She had her eyes full of tears and her voice sounded more high-pitched than usual.

Sofia and Veanna looked at her without knowing what to say. The first one seemed stunned by the accusation, but she didn’t seem mad.

- But you agreed, besides, there is no place to go back – Veanna reminded her.

- And what do you know about what I feel? What could you know? All of this is easy for you, you don’t care about anything!

- Ophelia, you don’t know what you are saying; you don’t have to talk at her that way – reacted Sofia.

- Sure, defend her! I’m sick of this sham, you hear me?! SICK! I didn’t ask… - she didn’t finish her phrase, since Bril, who had stayed silent the whole time, approached her and slapped her, by everyone surprise.

- Stop feeling sorry for yourself. – ordered Bril firmly, while Ophelia took her hand to her check and looked at her furiously – What happened isn’t going to change, no matter how many times you deny it Ophelia, you have to live with that.

Ophelia gave her back to them and turned away, sitting under a great tree a few feet away from them. Sofia debated within herself between following her or not.

- Give her a moment – said Bril reading her expression – it’s probably the first time she’ll handle reality.

Bril wasn’t wrong. Safe behind the big roots of the tree, Ophelia tried to find sense in her thoughts. She wanted to cry, she felt guilty for not having done it after her father’s and everyone she knew as family’s death. It’s not that she didn’t feel the loss, but she had to preoccupy. She had to take care of herself and once she had an idea of what she would do, she would give herself time to cry.

She knew that it wasn’t other’s fault was she was feeling. But taking everything upon them was her last resort before confronting it herself, now inevitable. Taking a hold of her life wouldn’t be as hard, if she at least had an idea of where to begin. Sofia had a cause and even though she supported her, she needed a cause of her own. Like Veanna, who supported Sofia, but had other plans herself, she was more independent. She knew no one was forcing her to stay with them, but she didn’t have anywhere else to go, like Bril. No, she would follow Sofia, but she wouldn’t depend on her, nor she would be a burden for anyone else.

Having this train of thoughts, she fell asleep. Consternation hadn't left her face yet, but when Veanna came near her to cover her with a cot, she noticed relived that she was sleeping peacefully.

~

While walking they noticed they weren’t far from leaving the forest, since light started coming through the trees more and more each time.

Ophelia kept being silent, obviously resented by Bril slap on her cheek, but still ashamed by the way she had acted. The rest didn’t want to force anything so they decided to give her some space, afraid she might get angry again and leave them. But when they noticed she was calm again, they kept their trail as usual.

Veanna felt excited as they exited the forest, at the perspective of being able to distinguish between day and night again, and everyone started to get excited too. Sofia felt nervous about what would be Sorex’s situation and doubting whether she would receive support from them to help Ceryle but, even though, she couldn’t help laughing upon Veanna’s comments, or Bril’s faces who, surprisingly, was having fun. Even Ophelia forgot a little about her uncertainty as she felt excited of coming into town also.

- We’ve been so long without light; I wonder if it won’t affect us once we get out of here – said Veanna looking at the light that slipped through the branches.

- Of course not, don’t be foolish – answered Bril without care.

- You are the one who should be most worried; you’ve been living in the dark for years! It has been years, hasn’t it?

- Yes, but it’s not as if I hadn’t traveled anywhere in all this time.

- Where have you gone? – asked Sofia interested.

- For example, the town where we are headed.

- To meet someone? Eh, eh? – said Veanna smiling.

- Of course not! – answered Bril, silencing her with her gaze. – besides, it’s none of your concern.

- How boring. I can’t imagine living like that, all alone. – continued Veanna ignoring Bril – you must have had a good motive… but oh well, I’m hungry.

- I’ll go look for apples of something. – said Bril while the rest looked for a place to rest.

- Want me to go with you? – asked Veanna.

- I don’t want more inquiries. I’ll go alone. – said shrugging her shoulders and began to walk.

They sat on a circle on the ground and shuffled in their bags for goods.

- We only have half a jar of jam, but there is no bread – said Ophelia lifting the jar in front of her eyes. – Though I can’t distinguish what fruit it is.

- I have a piece of bread – said Sofia lifting up something that resembled a rock.

- I don’t think that’s even edible – sighted Veanna – It’s good to know there isn’t much trail left.

- Where’s Bril? – asked Ophelia.

- She went looking out for something to eat, but she’s been long too much. I lost sight of her a while ago. – said Veanna getting on her feet, trying to see at a distance.

- At the same time, Sofia got on her feet and walked a few feet to shout for Bril. All three of them waited in silence but there was no answer.

- I don’t like this, we have never separated this much – said Veanna, leaving Ophelia a hand, who was getting no her feet too.

They walked a few steps more, and this time all three at once yelled her name. They looked in every direction impatient, just when a growl made them look at her left.

- Don’t move – said Veanna in a small voice.

A black Wolf growled at them, showing off its teeth, tinted in fresh blood.

Capítulo 5

- ¿De qué hablas? – le preguntó Ophelia preocupada, mientras Veanna y Bril escuchaban atentas.

- Como princesa de Ceryle, no puedo dejar las cosas como están. – dijo Sofía poniéndose de pie, caminando a lo largo de la habitación repetidamente, girando el anillo en su dedo de manera automática.

- ¿Pero qué piensas hacer? – la cuestionó Veanna – para estas alturas ya se habrán apoderado del reino entero...

- ¿Pero quién? – Sofía se detuvo en seco - ¿y por qué? - su tono de voz denotaba enojo – es mi deber y derecho reclamar el trono.

Ophelia la miraba intranquila. Sabía que cuando Sofía decidía algo, era poco probable que no lo llevara a cabo.

- Entonces quieres volver a que ahora sí te maten – dijo Bril sarcásticamente – Porque no me cabe duda que es lo que harán en cuanto te vean – expresó seriamente.

Sofía y Ophelia la voltearon a ver. La primera con un gesto de exasperación y la segunda con visible preocupación.

- Sofía, sabes que eres como mi hermana, comprendo cómo te sientes y te apoyo en cualquier cosa... pero Bril tiene razón, no es razonable lo que quieres hacer – dijo Ophelia escogiendo sus palabras con cuidado.

- ¡No es que no lo haya contemplado! – Sofía les dio la espalda y tomó aire. Se volvió de nuevo hacia ellas, más tranquila – realmente necesito hacer algo. Pienso en mi familia, pienso en mi pueblo. Y es algo que yo quiero hacer.

- ¿Y si en lugar de regresar a Ceryle, fueras a algún reino aliado? – propuso Veanna, que hasta el momento se había quedado callada pensando.

- ¡Claro! – exclamó Sofía – podría ir a Sorex, siempre se ha mantenido una buena relación entre ambos reinos... – dijo más para sí misma que para las demás – ¡pediría apoyo! No veo como no pueda dar resultado.

- Pero... ¿Cómo demostrarás que eres la princesa? – preguntó Veanna.

- Con esto – Sofía le tendió la mano para que apreciara el escudo de Ceryle grabado en su anillo de oro – es la cresta familiar. Papá me lo regaló cuando cumplí dieciocho años. A Leonardo también le dieron uno, pero no como anillo, si no aquí – y mostró el mango de la espada de su hermano, a la vez que sus ojos se empañaban de lágrimas en recuerdos, aunque no se permitió derramar ni una sola y añadió – de ninguna manera permitiré que se pierda la memoria de mi familia.

Veanna al verla tan decidida, no pudo más que verse contagiada por el sentimiento. Su propia situación era incierta, tan lejos de casa. Y si bien se había alejado de su hogar por razones que ahora le parecían banales y visto envuelta en el ataque a Ceryle, lo cual la apenaba sobremanera a pesar de no haber sabido ni en que se estaba metiendo, decidió enmendar el tiempo perdido.

- Iré contigo – le dijo a Sofía que la miró sorprendida – sería imprudente que te marcharas sola. Además, siento que es lo correcto. Te acompañare para que llegues segura con los reyes de Sorex – terminó tendiéndole la mano sinceramente, que Sofía se apresuró a estrechar emocionada.

- Muchas gracias Veanna, es algo muy noble de tu parte. – le sonrió agradecida y se volvió a Ophelia – ¿vendrás tu también verdad?

- ¿Qué? Pero si yo... – la idea no la entusiasmaba en lo absoluto aunque por otro lado separarse de Sofía le parecía peor.

- Recién lo dijiste, cuento con tu apoyo y es ahora cuando lo necesito hermana... – Sofía dio en el blanco.

Ophelia se puso de pie frente a ella. Contempló su expresión y cuando sus miradas se encontraron tuvo la certeza de que ya nada sería lo mismo. La Sofía que tenía en frente poco conservaba de la joven de vida holgada y despreocupada que conocía. Ella misma ya no se sentía así. Esta vez ya no tenían en quien refugiarse, más que en ellas mismas; supo que a donde ella fuera, la acompañaría.

- ¿Qué dices Ophe? – Sofía la miraba esperanzada. Sabía que si no la acompañaba, su valor no tardaría en disiparse.

Pero sus miedos se desvanecieron cuando Ophelia asintió y la abrazó. En ese abrazo quedó sellado lo que ambas sabían y no podían expresar en palabras.

Veanna carraspeó. Cualquier muestra de sensibilidad lo atribuía casi inmediatamente a debilidad de manera involuntaria. Así había crecido.

- Bueno, entonces ¿cuándo nos vamos? – preguntó para hablar de algo más interesante a su parecer.

- No podrán ir a ningún lado mientras no puedas apoyar ambos pies sin problema – notó Bril para preocupación de Veanna.

- En una semana estará como nuevo. ¡Casi no me duele ya! – se apresuró a afirmar.
Bril asintió y se cruzó de brazos. Tenía mezcla de sentimientos ya que aunque por un lado era un alivio pensar que ya volvería a su usual rutina, por otro le había agradado convivir con otras personas. Y no por nada vivía sola, había preferido la soledad a sus congéneres por mucho tiempo, pero las jóvenes que habían entrado en su vida tan súbitamente hicieron un cambio en su rutina, para su sorpresa, agradable.

- Si piensan marcharse a Sorex, las acompañare una parte del camino. No hasta el castillo pero si al poblado más cercano– dijo Bril en un tono imperativo más que de sugerencia.

- Bril, has sido tan amable con nosotras ¿cómo podremos pagarte? – dijo Ophelia tomándole las manos.

- No es para tanto... – contestó sonriendo, apartando sus manos incómoda - voy a guiarlas fuera del bosque. No saldrían por su cuenta ni con toda la suerte del mundo.

- Está decidido entonces – dijo Sofía satisfecha – partiremos en una semana.

- Habrá que preparar provisiones... ¿haremos toda la travesía a pie? – preguntó Ophelia preocupada, mirando lo poco que quedaba de sus zapatillas.

- No. En cuanto lleguemos al primer pueblo, compraremos caballos y zapatos – afirmó Sofía.
- ¿con qué, si puede saberse? – preguntó Veanna intrigada.

- Mi vestido y zapatillas tenían detalles de oro. Los quité y junté. –contestó mientras los mostraba – junto con lo que quitemos del vestido de Ophelia y su collar, creo que tendremos suficiente para comprar lo más necesario.

- Perfecto – sonrió Veanna, entusiasmada ante la perspectiva de viajar, mientras Bril desplegaba un desgastado mapa sobre la mesa. El reino de Sorex se extendía hacia el noroeste.

- Creo que haremos una semana de viaje, si no nos detenemos mucho – calculó – una semana y media cuando mucho. Hay un pequeño poblado a poca distancia de los límites del bosque y de ahí en adelante podrán continuar solas.

- Me parece bien – asintió Sofía observando el mapa, como las demás.
En cuanto Veanna se recuperó por completo, empacaron provisiones, cuidando no ir muy
cargadas y emprendieron la travesía.

~

Durante el tercer día avanzaban en silencio como la mayoría del tiempo. Ophelia iba al frente, despejando con movimientos ágiles el camino a través del bosque seguida de Bril que le indicaba qué dirección tomar, sin dejar de sorprenderse de la habilidad sobrenatural de la joven. Unos pasos detrás de ellas caminaban Veanna y Sofía.

- Estoy segura de que no le darías a aquél árbol – dijo ésta última, señalando a la distancia, con tono retador.

- Como rayos no... – respondió riendo Veanna mientras disparaba y daba en el blanco- ¿ves? – añadió con orgullo.

- Mmm... pero definitivamente no creo que podrías darle al que está detrás de ese... – retó de nuevo Sofía, visiblemente divertida, mientras Veanna tensaba el arco una vez más.

- Basta ya – volteó Bril – van a acabarse las flechas con sus tonterías.

La joven bajó el arco y volvió a guardar la flecha molesta, pero permaneciendo en silencio. Siguieron caminando y al cabo de un rato, Sofía y Veanna dejaron una distancia considerable entre ellas y las primeras para platicar sin molestarlas.

- ¿Cómo decidiste marcharte de casa? – preguntó Sofía.

- Pues realmente no fue bajo circunstancias razonables. Yo me empeñé en seguir a alguien.

- ¿A quién?

- Bueno... – Veanna lucía un poco avergonzada - ...su nombre es Hallacair y se puede decir que éramos como una pareja...

- ¿Pidió tu mano? – preguntó Sofía con curiosidad.

- Que absurdo... ¡era muy pronto para eso! – contestó incómoda – pero pasábamos mucho tiempo juntos. Con nadie me llevaba tan bien como con él, nos conocemos desde hace tanto. Pero él se marchó de pronto. A estudiar al reino de Porcus, fue todo lo que me dijo. Pasado un tiempo, decidí ir con él. Encontrarlo, no sé.... no fue algo muy inteligente ahora que lo pienso.

- Si ibas hacia Porcus... ¿cómo fue que terminaste en el torneo de Ceryle?

- Verás, me encontraba ya cerca de la frontera entre Hyla y Porcus cuando en una posada me enteré del torneo. No estaba muy segura de querer entrar, no estaba en mis planes como dije desde un principio. Pero conocí a un hombre que me pidió que entrara. Bueno, no fue exactamente que me lo pidiera... no sé cómo explicarlo. Fue confuso pero creo que dije ¿por qué no? Después de todo, de habilidad no carezco. Cuando gané el torneo realmente me sentí contenta, es el primero en el que participo fuera de mi reino. Pero luego ocurrió el ataque y yo... – se obligó a detenerse, no quería contar lo que había hecho, pues incluso para ella el recuerdo parecía lejano y las razones ambiguas.

- Tuviste suerte de haber escapado con vida... – dijo Sofía ajena a la indecisión de Veanna – me alegra mucho que lo hicieras – le sonrió – no sé qué habría sido de nosotras si no nos hubiéramos topado contigo o con Bril...

- Vamos, no te pongas sentimental. Es muy pronto para esas cosas – dijo Veanna dándole una palmada en la espalda, restándole importancia – piensa mejor en lo que le dirás a los reyes de Sorex.

- Para mi hermano, todo esto sería pan comido. Él sí que estaba preparado para hacerse cargo de cualquier situación... yo en cambio no fui educada más que para casarme.

- Y sin embargo aquí estás, tomando riendas en el asunto. No debes menospreciarte.

- Sé que hago esto porque es mi deber y porque no quiero defraudar a mi familia. Pero a la vez sé que no quiero defraudarme a mí misma. Muchas veces me sentí inconforme con mi papel y ahora tengo ésta oportunidad y... no sé, no sabía que vendría tan pronto.

- Yo creo que estás lista – dijo Ophelia sin distraerse de sus movimientos para apartar ramas y arbustos. La distancia entre ellas se había acortado sin darse cuenta y habían estado escuchando su conversación.

- No me sentiría así si no estuvieras aquí – le contestó Sofía con cariño.

~

- ¿De dónde viene tu habilidad Ophelia? – preguntó Bril intrigada, el quinto día de viaje.


- Lo heredé de mi madre, y ella de la suya – contestó como si fuera lo más natural del mundo.

- ¿Y siempre lo has dominado?

- Oh no, de pequeña ni siquiera sabía que lo tenía. Fue hasta los 10 años que me di cuenta y por accidente. Papá tenía la esperanza de que yo no lo hubiera heredado, pero en ese momento decidió que nos mudaríamos como protección. No había pasado ni un año de que a mamá la ejecutaron, acusándola de brujería.

- Lamento eso... – dijo Bril temiendo haber traído malos recuerdos.

- No hay problema, casi no recuerdo nada al respecto. Me acostumbré a contar sólo con mi padre – hizo una pausa para evocar el recuerdo de su padre con cariño - Sofía, Leonardo y sus hermanos que nacieron después, se convirtieron en mi familia.

- ¿Tú sabías todo esto entonces? – le preguntó Veanna a Sofía, que negó con la cabeza - ¿Cómo fue que se mudaron al castillo? – preguntó extrañada a Ophelia.

- Bueno, es que papá era capitán del ejército de Ceryle en ese entonces y no pasó mucho
tiempo antes de que se convirtiera en el consejero real.

Veanna se detuvo en seco al escuchar estas palabras. Escenas del torneo y la noche del banquete se esclarecían en su mente. “Mata al consejero real” le habían ordenado una noche antes de la final del torneo, dándole motivos que no podía recordar. Y ella había obedecido. ¿Por qué había obedecido? ¿La habían obligado? No... Ellos le iban a dar el paradero de Hallacair a cambio... ¿pero matar a alguien? Recordaba al hombre que solo con palabras había doblegado su voluntad y nublado su sentido común por unos momentos. A fin de cuentas sólo la utilizaron, pues la dejaron a su suerte en el bosque.

Pero por más confuso que fuera todo, nada cambiaba el hecho de que ella había asesinado al padre de Ophelia.

Chapter 5

- What are you talking about? – asked Ophelia worried while Veanna and Bril watched closely.

- As princess of Ceryle, I just can’t leave things the way they are. – said Sofia taking a stand and walking all around the room repeatedly, while turning the ring on her hand in an automated fashion.

- But what do you plan on doing? – Veanna questioned her – they’ve taken over the entire kingdom by now...

- But who? – Sofia stopped abruptly – and why? - you could hear anger in her voice – it’s my duty and right to take over the throne.
Ophelia looked at her uneasy. She knew that when Sofia had her mind set on something, it wouldn’t be easy to make her change her mind.

- So you want to go back, so they can kill you this time– said Bril sarcastically – Because I’m pretty sure that’s what they’ll do once they see you. – alleged seriously.
Sofia and Ophelia looked back at her. The first one with a look of exasperation, while the other with a visible preoccupation.

- Sofia, you know you’re like my sister, I understand how you feel and I support you with every decision you make… but Bril’s right, what you plan on doing isn’t reasonable. – said Ophelia choosing her words carefully.

- It’s not as if I hadn’t thought of it! – Sofia gave her back to them and took in some air.

She turned around at them, calmer now – I really need to know something. I think about my family, my people, and It’s something I want to do.

- What if instead of going back to Ceryle, you went to another allied kingdom? – proposed Veanna, who until now had been silently thinking.

- Of course! – Exclaimed Sofia – I could go to Sorex, we’ve always maintained a good relationship between both kingdoms… – she said, mostly to herself than the others – I could ask for support! I can’t see how this couldn’t work out.

- But... How will you prove you are the princess? – asked Veanna.

- With this – Sofia extended her hand so Veanna could see Ceryle’s crest engraved on her golden ring. – It’s our family crest. Father gave it to me as a present when I turned eighteen. Leonardo got one too, but not as a ring, as this instead…– she showed them her brother’s sword’s handle, all the while tears began forming in her eyes, though she didn’t let herself drop one and added – There is no way I’ll let my family’s memory get lost.

Veanna upon seeing her so decided couldn’t do anything else, except let herself get caught up by those feelings. Her own situation was uncertain being so far away from home. And even though she had left her home for reasons she could only see as vain now, and had been entwined in Ceryle’s attack, for what she felt ashamed even though she didn’t know what she was getting herself into, she decided to amend for her time lost.

- I’ll go with you – she said toward Sofia, who looked at her shocked – it would be unwise to go alone. Besides I feel it’s the right thing to do. I’ll go with you, to ensure you arrive safe with the kings of Sorex – she finished extending her hand sincerely, which Sofia rushed to shake happily.

- Thanks a lot Veanna, It’s very noble of you. – She smiled gratefully and turned to Ophelia – You’re coming too right?

- What? But I... – she wasn’t very enthusiast by the idea at all though parting from Sofia would be worse.

- You’ve just said it, I can count on your support and now is when I most need it sister... – Sofia hit the spot.

Ophelia stood up in front of her. She gazed at her expression and when both eyes met she was certain that nothing would ever be the same. The Sofia whom she had in front little had left from that young girl with the comfortable and careless life she knew. She didn’t feel that way anymore. This time they didn’t have anyone from whom take shelter, except themselves, she knew that anywhere she went, she would be with her.

- What are you saying Ophelia? – Sofia looked at her hopeful. She knew that if she didn’t go with her, her courage would soon be gone.

But her fears soon faded away when Ophelia shook her head and hugged her. In that hug what both of them knew was sealed without saying a word.

Veanna cleared her throat. She involuntarily attributed any sign of sensibility almost immediately to weakness. That’s the way she had grown up.

- Well then, when shall we part? – she asked to talk about something interesting in her way of seeing things.

- You wont’ be able top go anywhere while you can’t support yourself on both feet without a problem – stated Bril for preoccupation to Veanna.

- In a week it’ll be like new. It doesn’t hurt much anymore! – she rushed to say.
Bril nodded and crossed her arms. She had mixed feelings, because even though it was a relief to think she would go back to her normal day routine, she also felt she had liked spending time with other people. Though she had preferred living alone for a long time, the young girls who abruptly entered her life had made a change in her routine, which for her surprise, had liked.

- If you plan on traveling to Sorex, I’ll go with you for a short part of your journey. Not up to the castle, but at least the nearest town.– said Bril more in an imperative tone, than as a suggestion.

- Bril, you’ve been so kind with us, How can we ever repay you? – Said Ophelia taking her hands.

- It’s nothing really... – she answered smiling, taking her hand away from her. – I’ll guide you to the outsides of the woods. You wouldn’t ever get out, even with the best of luck.

- It’s decided then – said Sofia satisfied – we’ll take off in a week.

- We’ll have to prepare some provisions... we’ll be traveling all by foot? – asked Ophelia worried, staring at her worn out shoes.

- No. As soon as we get to the nearest town, we’ll buy horses and shoes – said Sofia.

- With what money, may I ask? – asked Veanna.

- My dress and shoes had details in gold. I took them out and collected them –she answered as she showed them – This, along with what we can take out of Ophelia’s dress and necklace, I think we’ll have enough to buy what’s most necessary.

- Perfect – smiled Veanna, enthusiastic by the idea of traveling, while Bril extend a used map over the table. Sorex’s kingdom extended unto the northeast.

- I think we’ll make a week’s worth of trip, that is, if we don’t stop too much. – She calculated – one week and a half if not. There’s a little parish near the forest’s perimeters, there on forth you can go alone.

- Seems fine by me – said Sofia nodding, while taking a look unto the map, just as the others.

As soon as Veanna healed perfectly, they packed their bags, being careful not to overload and took on the journey.

~

During the third day they walked in silence like most of the time. Ophelia went on front, clearing with agile movements the way through the forest followed by Bril who indicated what direction to take, without being surprised of the supernatural ability of the young girl. As few steps behind walked Veanna and Sofia.

- I’m pretty sure you wouldn’t aim at that tree – said Sofia, indicating at the distance with a challenging tone.

- What the hell not… – Veanna responded laughing while she shot and it hit the target - you see? - she added with pride.

- Mmm... but I know you won’t get the one behind that one... – Sofia challenged again, visibly amused, while Veanna tightened her arc once more.

- Enough already – Bril turned to them – You are going to use up all the arrows on your foolishness.

The Young girl lowered her arc, and stored her arrow mad, but remaining in silence. They continued walking and after a while, Sofia and Veanna left a considerable distance between them so they could talk without bothering them.

- ¿How is it you decided to leave home? – asked Sofia.

- Well it wasn’t really under reasonable circumstances. I insisted on going after someone.

- Who?

- Well... – Veanna seemed ashamed - ...his name is Hallacair and you could say we were almost like a couple.

- He asked your hand in matrimony? – asked Sofia with curiosity.

- That’s absurd!... it was to soon for that! – she answered awkwardly – but we did spend a lot of time together. I never felt so at home as I felt with him, we knew each other for so long now. But he left so suddenly. To study in the Porcus kingdom, that’s all he said. After a while I decided to go after him. Find him, I don’t know... it wasn’t very clever now that I think about it.

- If you where traveling towards Porcus...How did you end up in Ceryle’s tournament?

- You see, I found myself really close to Porcus’ and Hyla’s border when in a pub, I found out about the tournament. I wasn’t really sure I wanted to be a part of it, it wasn’t in my plans as I said. But I met a man who asked me to participate. Well, he didn’t exactly ask me to participate...I can’t really explain it. It was confusing but I think I said, what the heck, after all I do have talent. When I won the tournament I really felt glad, it was the first one a participated in, outside of my kingdom. But then the attack occurred and I... – She found herself forced to stop, she didn’t want to talk about what she had done, well even for her it all seemed so distant and the reasons so unsure.

- You where lucky to come out alive... – said Sofia unknown to Veanna’s indecision – I’m really glad you could. – she smiled at her – I don’t know what would have happened to us if we hadn’t found you or Bril...

- Come on, don’t get sentimental. It’s too soon for that – said Veanna giving her a pat on her back, subtracting importance from it – you’d better think about what you’ll be saying to the kings at Sorex.

- For my brother, all of this would have been so easy. He had been prepared for any situation... where as I wasn’t educated for anything except marriage.

- And yet your here and not everyone could accomplish this.

- I know I’m doing this because it’s my duty and I don’t want to let my family down. But at the same time, I don’t want to let myself down. Alot of times I felt so unsatisfied with my role as princess and now that I‘ve got this opportunity in front of me I ... I don’t know, I didn’t expect it to happen so soon.

- I Think you’re ready – said Ophelia without distracting herself from her movements and taking out of the way bushes and branches. The distance between them had shortened without even knowing and they had been listening to their conversation.

- I wouldn’t feel like this if you weren’t here – answered Sofia kindly

~

- From where does your ability come from, Ophelia? – asked Bril intrigued, on their fifth day of travel.

- I inherited from my mother, and she from her’s – she answered as if it was the most natural thing in the World.

- And you’ve always dominated it?

- Oh no, when I was little, I didn’t even know I had it. It wasn’t until I was 10 years old that I found out by accident. Dad had always hoped that I hadn’t inherited, but just then my father decided that we would move as a measure of precaution. Not even a year had passed since my mom’s hanging, on account of witchcraft.

- I’m sorry... – said Bril fearing having brought up bad memories.

- Don’t worry, I don’t really remember much. I’ve learned to rely on my father – she made a pause to commemorate her father’s memory with care – Sofia, Leonardo and their brother’s who were born after, became my family.

- You knew all of this then? – Veanna asked Sofia, who shook her head – How is it that you ended up living in the castle? – she asked towards Ophelia.

- Well, dad used to be captain of Ceryle’s army on that time and it wasn’t long before he became in the royal counselor.

Veanna stopped abruptly upon hearing her words. Scenes from the tournament cleared up her mind. “Kill the royal counselor” she had been ordered the night before the end of the tournament, giving her motives she couldn’t remember anymore. And she had obeyed. Why had she obeyed? Had she been forced? No…They were to give her the whereabouts of Hallacair in exchange…but killing someone? She remembered the man who with only his words had bent her will and fogged her common sense for a few moments. At the end, she had only been used, since they left her alone in the woods.

But even as confusing as it was, nothing would ever change the fact that she had killed Ophelia’s father.

Protagonistas

Brilmeneliel, Ophelia, Sofía y Veanna.

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Capítulo 4

Las llamas envolvían el lugar. El techo comenzaba a derrumbarse así como las paredes; vidrios rotos esparcidos por el suelo era todo lo que quedaba de los frascos en las repisas, ya consumidas por el fuego.

Sofía se despertó bruscamente, bañada en sudor frío. Su corazón estaba tan acelerado que le costaba trabajo respirar. Tardó unos momentos en darse cuenta de que sólo había sido un sueño.
El interior de la cabaña estaba en silencio y a oscuras. Ophelia dormía imperturbable a su lado. Al incorporarse lentamente, distinguió en el rincón próximo la silueta de Veanna.
Se puso de pie procurando no hacer ruido. El dolor por la herida había aminorado considerablemente y se sentía mejor aunque un tanto incómoda por su falda hecha jirones.

Al salir, no supo distinguir si era de día o de noche, todo seguía inmerso en la oscuridad. Se preguntó qué tan lejos estaría el castillo. Una parte de ella quería regresar a pesar de saber que no quedaba nada ni nadie. Cuando las lágrimas comenzaban a agolparse en sus ojos, escuchó pasos y alzó la mirada, encontrándose con la de la joven que las había refugiado.

- Veo que estás mejor – observó ésta.

Sofía se tomó un momento para observarla, pues no había tenido oportunidad de hacerlo. Era muy blanca y de menor estatura que ella. Su gesto era frío y carente de sonrisa, pero una calidez contrastante en su mirada le inspiraba confianza. Reparó en su silencio.

- Sí... muchas gracias. – se apresuró a contestar y añadió un tanto apenada – disculpa, pero no sé tu nombre.

- Brilmeneliel – respondió la joven y Sofía lo repitió en voz baja lentamente – puede ser sólo Bril.

- Muchas gracias por todo lo que has hecho por nosotras Bril – le dijo Sofía agradecida.

- No... no es para tanto... – respondió Bril enseguida, incómoda. - ... ¿cómo es que terminaron en medio del bosque? - preguntó con curiosidad, pero al ver como el rostro de Sofía palidecía, desistió – Sofía, ¿verdad? -ésta asintió- vamos adentro. Para recuperarte tendrás que comer algo.

Sin esperar una respuesta, la condujo a la mesa, ubicada junto a su cama, al fondo de la cabaña. Prendió un par de velas. Sentó a Sofía en un taburete y puso en la mesa un frutero, de donde tomó una manzana cuando se sentó frente a ella mientras que Sofía escogió un durazno.

- Soy la princesa de Ceryle. – dijo rompiendo el silencio cuando hubo terminado.

Ante el gesto de sorpresa de Bril, Sofía alzó su mano izquierda y se quitó un anillo con el escudo de Ceryle del dedo anular, poniéndolo en la mesa. Mientras ésta lo observó, Sofía se puso de pie y fue hacia Ophelia, regresando con la espada y poniéndola en la mesa también. Por último, mientras tomaba asiento, desprendió el capullo de rosa de su cabello alborotado. Estando ya los tres objetos sobre la mesa, tomó aire y prosiguió, ante la mirada atenta de Bril.

- Esto es lo único que me queda de mi familia... – la sensación de tener un nudo en la garganta

era insoportable, pero sentía la necesidad de decirlo o nunca podría asimilarlo - ...que fue asesinada durante el ataque al castillo. Huyendo fue como nos internamos en el bosque... – lloraba sin interrupción, dejando que las lágrimas empaparan su rostro y cuello, marcando su camino entre su cara sucia por la tierra.

Bril la dejó llorar, limitándose a mirarla sin saber bien que decir o hacer. Los hombros de Sofía se estremecían en un llanto ahora incontrolable. Una vez empezado ya no podía detenerse. Bril puso su mano sobre la de ella torpemente y pasado un momento se puso bruscamente de pie para traerle un vaso con agua. Había pasado tanto tiempo viviendo sola, que casi se le había olvidado cómo era convivir con otras personas.

Cuando Ophelia y Veanna se despertaron, se extrañaron con la escena, Sofía y Bril sentadas en la mesa, la primera llorando y la segunda sosteniendo su mano con un gesto de sincera empatía.

Ophelia se acercó y abrazó a Sofía, comenzando a llorar también. Veanna permaneció de pie, apoyada en unos estantes y un tanto ajena, visiblemente incómoda.

Permanecieron en silencio, sin que se escuchasen más que los sollozos y el murmullo de la brisa agitando las hojas de los árboles. No se supo decir el tiempo, pues el tiempo no existía como tal en ese bosque, al no poderse distinguir el día de la noche.

Cuando las fuerzas para llorar se terminaron, Sofía quedó en un estado de serenidad que aunque en ese momento fue un alivio, sería motivo de preocupación después. Ophelia se limpió la cara con la manga de su vestido.

- ¿Podemos preparar algo de comer? – preguntó mientras, en un gesto cariñoso, acomodaba el cabello de Sofía.

Bril asintió poniéndose de pie. Veanna ocupó su lugar, aliviada al verlas más tranquilas. Siguiendo las instrucciones de Bril, Ophelia sacó de la alacena un cesto lleno de verduras y, con ayuda de Sofía, se puso a cortarlas en la mesa.

La condición de quedarse sólo una noche no se cumplió, pues Bril dispuso que se quedaran con ella al menos hasta que se recuperaran de sus heridas. Los días pasaron, cuyo transcurso aprendieron a distinguir por el canto de un pájaro que suele anidar en las copas de los árboles, según les dijo Bril.

~

- Sofía, tienes que comer algo – la reprendió Ophelia, al borde del enojo.

- Realmente no tengo hambre...

- ¡No has tenido hambre en días! – se impacientó.

- Bueno, bueno... es que lo único que ha habido de comer son verduras, sopa de verduras y más verduras... – dijo Veanna – no la culpo, debería de haber más variedad...

- No, ¡no es eso! – se apresuró a decir Sofía contrariada al ver el gesto de Bril, con el ceño fruncido.

- Pues yo si comienzo a hartarme... – siguió Veanna ignorando que Bril estaba de pie detrás de ella - ... ¿no habrá una gallina por aquí?

- ¡Claro que no! – respondió Bril visiblemente indignada.

- Bueno... nunca he cazado... pero quizás un par de golondrinas si podría atrapar.... ¿sabes cocinarlas, Ophelia? – Veanna no se había percatado del tono de Bril.

- ¡Aquí no se comen animales! – dijo Bril tajantemente, Veanna se volvió hacia ella, mirándola sorprendida.

- ¿Cómo es eso posible? – le preguntó con los ojos entrecerrados.

- Quizás Bril sea vegetariana – dijo Ophelia tratando de mantener la paz, pues veía una discusión avecinarse.

- Lo soy – dijo Bril asintiendo, dándoles la espalda para continuar haciendo la comida.

- En ese caso... ¿por qué no intentamos hornear pan? – sugirió Ophelia, conciliadora y al no haber respuesta de Bril, supuso que no había problema.

- Iré por más leña, hará falta... – dijo Sofía, poniéndose de pie y saliendo de la cabaña.

Ophelia suspiró. Quería que Sofía se sintiera mejor, probablemente porque así podría quitarse el sentimiento de opresión que no la abandonaba nunca. Tenía la esperanza de que al procurar a Sofía y lograr que estuviera tranquila, ella misma llegaría a ese estado.

Así fue como se le ocurrió tomar el capullo de rosa de Sofía, mientras ella dormía. Tuvo que esperar hasta ese momento, pues durante el día era rara la ocasión que se separaba de esos tres preciados objetos. No había vuelto a prender la rosa de su cabello, por miedo a maltratarla.
Sosteniendo el capullo entre sus manos, Ophelia hizo que se abriera, resultando una rosa abierta que jamás se marchitaría. Con cuidado, la dejó frente a Sofía para que fuera lo primero que viera.
Al despertar y darse cuenta de lo ocurrido, Sofía la abrazó agradecida mientras Ophelia le ponía de nuevo la rosa en el cabello.

~

- Estos últimos días ha estado corriendo un aire frío, está cambiando el tiempo y me preocupa que Sofía siga usando ese vestido, las manchas de sangre no se le van a quitar nunca porque lo tenemos que lavar con cuidado para que no termine de deshacerse, todo eso sin mencionar que prácticamente ella y Ophelia andan descalzas... – comentaba Veanna con Bril a la mesa, mientras las aludidas se encontraban afuera recolectando frutas, en los árboles aledaños a la cabaña.

Bril, sosteniendo una taza con ambas manos, dio otro sorbo al té. Su silencio usualmente significaba que no estaba en desacuerdo con lo dicho. Al entrar Ophelia y Sofía, ambas con los cestos llenos de manzanas rojas, notó que en efecto de sus zapatillas de tela y brocado de oro poco quedaba. Ella y Veanna no tenían ese problema pues usaban botas, varoniles pero cómodas y resistentes.

Sofía apenas dejó su cesto en la alacena y salió de nuevo. Su ánimo y apetito habían mejorado pero aún se mostraba distante y reflexiva, entonces se pasaba la mayor parte del tiempo afuera donde se sentía más tranquila, dando largos paseos por los alrededores o practicando movimientos de esgrima, peleando con un contrincante imaginario. A Veanna le gustaba observarla pues encontraba interesante esa manera de pelear aunque en lo personal seguía prefiriendo la arquería, que le dolía no estar practicando al no poder mantener el equilibrio mucho tiempo balanceándose en un solo pie.

Así que, convaleciente, Veanna pasaba el tiempo sentada dentro de la cabaña, observando a Ophelia preparar mermelada siguiendo las instrucciones de Bril, quien encontraba muy agradable tener alguien a quien enseñarle lo que sabía respecto a cocina y conservas. Ophelia por su parte mantenía saciada su necesidad de mantenerse ocupada para no contemplar la posibilidad de asimilar lo recientemente ocurrido.

- ¿Tendrás tela que te sobre? – preguntó una de esas tardes Veanna a Bril.

- ¿Para qué?

- Quiero hacer un vestido para Sofía, siento que se va enfermar si sigue andando así por el bosque.

- ¿Sabes hacer vestidos? – preguntó Ophelia algo sorprendida mientras Bril revolvía las repisas de su armario.

- Claro, he hecho todo lo que traigo puesto – contestó orgullosa - a excepción de las botas que fueron un regalo de Hallacair – terminó diciendo con una sonrisa.

- Nunca lo hubiera pensado – dijo Ophelia examinando las costuras de la capa de Veanna con interés – yo sé coser y bordar... pero nunca hecho algo más grande que un pañuelo.

- Podré no ser muy versátil, pero creo que un vestido sencillo sí puedo lograr.

- Espero puedas lograr algo con esto – dijo Bril poniendo en la mesa un montón de retazos – ni uno solo basta para hacerlo, pero creo que juntándolos sí se alcanza.

- Afortunadamente no son de colores muy distintos – observó Ophelia entusiasmada – ¡voy por Sofía para tomarle las medidas!

Sofía recibió con una sonrisa agradecida la propuesta del nuevo vestido y a partir de ese día comenzó a desenvolverse, saliendo poco a poco del trance en que parecía encontrarse.

- Sofía, ¿cómo fue que aprendiste esgrima? – preguntó Veanna con curiosidad – no es algo que suela verse en mujeres a menudo, mucho menos en mujeres de la realeza.

- ¿Cómo fue que tú aprendiste arquería? Tampoco es algo común. – respondió Sofía de manera evasiva sin estar lista aún para hablar de su familia.

- Ah bueno... mi padre me enseñó. Verán, soy la hija mayor y como mi madre nunca ha tenido una salud estable, mi padre me cuidaba la mayor parte del tiempo – sonreía mientras los recuerdos acudían a su mente – me enseñó a pescar y pasábamos tardes enteras en el lago de Zizia en la barca que nosotros mismos hicimos...

Ophelia comenzaba a recordar a su padre y a sentir un nudo en la boca del estómago, pero una vez más no se permitió pensar al respecto.

- ¿No eres de Ceryle entonces? – preguntó Bril.

- No, nací y crecí en Hyla – respondió Veanna – nunca había estado en otro reino hasta ahora que entré al torneo, aunque no estaba en mis planes cuando salí de casa.
Siguieron comiendo en silencio para evitar que se enfriara la sopa. Al terminar, Bril se puso a leer mientras Ophelia hacia pañuelos con los retazos que habían sobrado del vestido nuevo de Sofía. Veanna se encontraba haciendo movimientos lentos con su tobillo lastimado, que comenzaba a recuperarse y ya sólo traía vendado.

Sofía estaba sentada en un rincón mirando la espada y su anillo intermitentemente. Después de un prolongado silencio, alzó la mirada a las otras con un gesto de angustia.

- No puedo seguir aquí.

Fin del Capítulo 4

Chapter 4

Flames engulfed the place. The ceiling, as well as the walls, started collapsing; broken glasses from what was left of the vials from the shelves, were already consumed in flames.

Sofia woke up abruptly, drenched in a cold sweat. Her heart was racing so fast, she was having a difficult time breathing. It took her a few moments to realize it had only been a dream. The interior of the cabin was in silence and in darkness. Ophelia slept quietly by her side. When she was slowly getting herself up, she distinguished in the corner the silhouette of Veanna.

She got up, trying not to make much noise .The pain from her wound had subsided considerably and it felt somewhat better although a bit uncomfortable for her skirt was now in shreds.

Outside, she could not distinguish if it were by day or night; everything was still immersed in darkness. She wondered how far the castle would be. A part of her wanted to return in spite of knowing that no one or nothing would be there. When tears began to crowding themselves in her eyes, she listened footsteps behind her and raised her glance, looking in the eyes of the young person who had sheltered them.

- I see you’re feeling better - She said.

Sofia took a moment to observe her, since she hadn’t had an opportunity to do it. She was very pale and shorter in height than her. Her gesture was cold and lacking a smile, but a contrasting warmth in her glance inspired confidence to her. She repaired in her silence.

- Yes, thank you very much – she hurried answering and added a bit ashamed - I’m sorry, but I don’t know your name.

- Brilmeneliel - the young girl answered and Sofia repeated it in silence. – It can just be Bril.

- Thanks a lot for all you’ve done for us Bril – said Sofia gratefully.

- No… really it’s nothing…- Bril said right away, somewhat uncomfortable. - …How did you end up in the middle of the woods? – she asked with curiosity, but seeing how Sofia’s face went pale, she desisted. – Sofia, right? - She nodded- Let’s go inside, if you want to get better you better eat.

Without waiting for an answer she led her to a table located next to her bed, at the end of the cabin. She lit up a pair of candles. Seated Sofia in a chair and put in the table a fruit bowl, from where she took an apple while sitting down in front of her whereas Sofia chose a peach.

- I’m the princess of Ceryle. – She said breaking the silence, after she finished.

Upon Bril’s surprised gesture, Sofia raised her left hand and took off a ring with the shield of Ceryle from her annular finger, putting it on the table. While she observed it, Sofia stood up and headed towards Ophelia, returning with a sword and putting it also on the table. Finally, while taking a seat, she took off the rose bud from her tangled hair. Having the three objects on the table, she took a deep breath and continued, before the kind glance from Bril.

- These are the only things I have left from my family… - although the sensation of having a knot in her throat was unbearable, she felt it was necessary to assimilate it. - They were killed during the attack to the castle. While fleeing was how we ended in the forest… - she cried without interruption, letting her tears soak her face and neck, marking their way down between her dirty face by dirt.

Bril let her cry, limiting herself to watch her without knowing how or what to say or do. Sofia’s shoulders shook in a now uncontrollable weeping. Once started she could no longer stop it. Bril clumsily put her hand over her and a little while after she abruptly stood up to bring her a glass of water. She had spent much time living alone that she had almost forgotten how it was to coexist with another person.

When Ophelia and Veanna woke up, they were surprised with the scene before them, Sofia and Bril by the table, the first one crying and second one holding her hand with a gesture of sincere empathy.

Ophelia approached and embraced Sofia, also beginning to cry. Veanna remained standing up, leaned by some shelves and somewhat different, and visibly uncomfortable. They remained in silence, without hearing anything besides the sobs and murmurs from the breeze, shaking the leaves from the trees. The exact time could not be know, for time did not exist like it is inside that forest, not being able to distinguish day from night.

When there wasn’t any strength left to cry, Sofia entered in a serenity state that although at that time it was a relief, it would be reason for concern later. Ophelia cleaned her face with her sleeve from her dress.

- Could we fix something to eat? – She asked, as she in an affectionate way, stroked Sofia’s hair.

Bril agreed standing up. Veanna occupied her place, alleviated when seeing them calmer. Following Bril’s instructions, Ophelia removed from the cupboard a basket full of vegetables and, with Sofia’s help, she started cutting them on the table.

The stipulation for remaining only one night was not fulfilled, because Bril approved that they stayed with her at least until they recovered from their wounds. Days went by, whose course they learned to distinguish by the song of a bird that usually nested in the nearby branches of the trees, according to what Bril said to them.

~

- Sofía, you must eat something - reprimanded Ophelia, on the brink of anger.

- I’m not really hungry…

- You haven’t been hungry in days! – she said impaciently.

- Well, I mean… all we’ve had to eat are vegetables, vegetable soup and more vegetables… - said Veanna – You can’t blame her, there should be more food variety…

- No, it’s not like that! –Sofia rushed to say, upon seeing Bril’s gesture, with her gathered frown.

- Well I have gotten sick of it… – Veanna continued. Ignoring that Bril was standing just behind her - …World there happen to be a chicken around here?

- Of course not! – answered Bril, visible mad.

- Well…I’ve never really hunted before…. But I’m pretty sure I could match a nice pair of bird… Do you know how to cook them, Ophelia? – Veanna hadn’t noticed Bril’s voice tone.

- Animals won’t be eaten here! – Bril said sharply, Veanna turned towards her, watching her a tad surprised.

- How is that possible? – she asked.

- Maybe Bril’s vegetarian – said Ophelia trying to maintain peace, as she saw a discussion approaching itself.

- I am – Bril said agreeing, giving her back to them to continue on preparing the rest of the food.

- In that case... why don’t we try baking some bread? – suggested Ophelia and upon noticing that there were no answer from Bril, she supposed there wasn’t any problem.

- I’ll go for more wood, we’ll need it… – said Sofia, standing up, and leaving the cabin.

Ophelia sighed. She wanted Sofia to feel better, probably because that way she could take off the oppression feeling that never left her. She had hoped that from taking care of Sofia and obtaining that she was calm, she herself would arrive at that state.

Thus was how it occurred to her to take the rose bud from Sofia, while she slept. She had to wait for until that moment, because during the day it was a rare occasion that she separated herself from those three appraised objects. She hadn’t stuck her rose on her hair again, afraid of harming it.

Holding the rose bud in between her hands, Ophelia made it open itself, becoming an open rose that would never die out. With care she left it in front of Sofia so that it would be the first thing she’d see as soon as she’d wake up.

Upon waking up and realizing what happened, Sofia embraced her in a thankful hug while Ophelia, again put her rose in her hair.

~

- These last couple of days there had been a certain chill in the air, weather is changing and it worries me that Sofia continues using that dress, the blood stains are not going to fade because we would have to wash it with well-taken care of so that it doesn’t finish ripping apart, all that without mentioning that she and Ophelia are practically walking barefoot… - commented Veanna with Bril while on the table, mean while the alluded ones were collecting fruits outside, in the trees bordering the cabin.

Bril, while holding a cup with both hands, gave another sip at her tea. Her silence usually meant that she was not in discord with they were saying. Upon entering Ophelia and Sofia, both with the baskets full of red apples, she noticed that in fact from their fabric slippers and golden brocade there was very little left. Veanna and she hadn’t had that problem, since they used boots, manly but comfortable and resistant.

As soon as Sofia left her basket in the pantry, she left again. Her mood and appetite had improved, but she still seemed a bit distant and reflexive, so she spent most of the time outside where she felt more relaxed, taking long strolls around the area or practicing her fencing. Fighting with an imaginary opponent. Veanna liked observing her because she found it an interesting way to fight although in her personal choice she continued preferring the archery, which hurt her not to be practicing, since she wasn’t able to maintain balance for a long time while balancing herself on a single foot.

So, convalescent, Veanna spent time seated within the cabin, observing Ophelia preparing jam following Bril’s instructions, who found very pleasant having someone whom to teach all she knew about kitchen and conserves. Ophelia on the other hand maintained satiated her necessity to stay occupied, so that she couldn’t contemplate the possibility of assimilating what had had recently happened.

- Do you happen to have spare fabrics? – Veanna asked Bril in one of those evenings.

- What for?

- I want to make a dress for Sofia, I feel she’s going to fall sick if she keeps wandering like that through the forest.

- You know how to make dresses? – asked Ophelia, rather surprised, while Bril rummaged the shelves from her wardrobe.

- Of course, I’ve made everything I’ve got on. – She answered proudly. – Except the boots, which were a gift from Hallacair – she added with a smile.

- I World have never guessed. – said Ophelia examining the seams from Veanna’s cape with interest. – I know how to sew and embroider, but I’ve never made anything bigger than a handkerchief.

- I may not be very versatile, but I think I can manage a simple dress.

- I hope you can make something out of this – said Bril, laying on top of the table many scraps of fabric. – Not even one is useful to make a whole piece, but I think that joining them, we could make one.

- Fortunately, they are very different in color - said Ophelia enthusiastic – I’m going for Sofia, so we can start taking measures!

Sofia received the news excitedly and upon that day, Sofia started desenvolving more each day. She was beginning to get out of that trance she seemed to be stuck.

- Sofia, how was it that you learned fencing? - asked Veanna with curiosity – it’s not something that is usually seen in women, much less in women from royalty.

- How was it that you learned archery? It isn’t common either. – Sofia responded evasively, she still wasn’t ready to talk about her family.

- Ah well... my father taught me. You see, I’m the eldest daughter and since my mother has never had a steady health, my father took care of me most of the time. She smiled as the memories flowed her mind - He taught me how to fish, ands we’d spend whole afternoons in Zizia lake, in the boat we made ourselves…

Ophelia began to remember her own father and felt a knot in the mouth of her stomach, but once again she did not allowed herself to think on that matter

- So you’re not from Ceryle then? – asked Bril-

- No, I was born and raised in Hyla - answered Veanna. – I had never been on another kingdom until now that I entered the contest, though it wasn’t amongst my plans at the beginning when I left home.

They continued eating in silence so that the soup didn’t cool off. When they finished, Bril started reading while Ophelia made handkerchiefs with the pieces of cloth that had been left over from Sofia’s new dress. Veanna was making slow movements with her hurt ankle, which began to recover and was only bandaged now.

Sofia was seated in a corner looking at her sword and ring. After a long silence, she raised her gaze to the others with an anguished look on her eyes.

- I can’t stay here any longer.

End of Chapter 4

Capítulo 3

Sofía y Ophelia llevaban caminando mucho tiempo sin rumbo fijo, una detrás de la otra, avanzando por donde se podían abrir camino. No veían nada más que a sí mismas, hasta que llegaron a un claro, iluminado tenuemente por la luz de la luna.

Ophelia suspiró exhausta y limpió las lágrimas de su rostro con la manga de su vestido. Permaneció inmóvil, observando a su alrededor y pasando la mano por su frente como para borrar las imágenes de lo recién vivido.

Ninguna había pronunciado palabra desde que se habían escapado. Por sus mentes no cruzaba otra cosa que no fuera lo que acababa de suceder, una y otra vez, sin que fueran capaces de asimilarlo.

Sofía, detrás de ella, dejó caer la espada de su hermano. Sentía que no tenía fuerza como para dar un paso más. El dolor que le causaba la herida no le permitía respirar bien. Se había vuelto insoportable desde hace rato, pues al principio estaba tan concentrada en correr que no lo había sentido.

Ophelia, al escuchar la espada caer, se volvió hacia ella y la miró horrorizada. Incluso a la luz de la luna, Sofía se veía pálida, y miraba sus manos un tanto confundida. Apartó la mirada de sus manos ensangrentadas y sus ojos encontraron los de Ophelia, que dudaba si acercarse o no, pues no tenía idea de que hacer. Una mancha oscura se extendía por su vestido, y por más que Sofía presionaba la herida con sus manos, no dejaba de sangrar.

~

Los soldados terminaban de apilar los cadáveres para incendiarlos más tarde. Los sobrevivientes, heridos de la batalla y quemados, yacían en el suelo sin que nadie les prestara atención.

El hombre encapuchado esperaba sentado en un carruaje, mientras sus hombres terminaban de alistar a los caballos para marcharse. Veanna lo miraba impaciente.

- Haré que te lleven. – le dijo con cierto desdén al reparar en la insistente mirada de la arquera. – tú – le dijo a un soldado que acababa de ensillar su caballo – llévala donde Hallacair.

El soldado asintió, subió a su caballo y Veanna al suyo. Desde el carruaje, el hombre los vio perderse en la oscuridad, y volvió la mirada a su acompañante, el príncipe Nicholas, ileso, que lo miraba nervioso.

- Aún no me ha dicho que hará conmigo... ¿me dejará regresar a Sialia?
- Eso sería un favor... lo cual significa que tú quedarías en deuda conmigo.

El príncipe Nicholas asintió, dudando unos momentos antes de hacerlo. El hombre encapuchado mostró su rostro y se presentó como Adirael. Le sonrió.

Veanna sentía el viento golpear su cara y mover su cabello. Ya habían recorrido gran distancia y aún no veía nada que no fuera bosque. Estaba determinada a encontrar a Hallacair, costase lo
que costase. Cabalgaba detrás del soldado, que la conducía por un sendero accidentado. Sin previo aviso, el soldado se detuvo. Cuando Veanna se detuvo confundida junto a él, sintió un golpe en la cabeza que la hizo caerse del caballo.

Aturdida miró desde el suelo al soldado alejarse con ambos caballos, dejándola sola en medio de la oscuridad. Maldijo en voz alta, sin recato alguno. Se cercioró de que su arco y carcaj siguieran colgados de su espalda e intentó incorporarse sin mucho éxito pues, debido a la caída, uno de sus tobillos había quedado en una posición dolorosamente anormal. Volvió a incorporarse, esta vez sosteniéndose de un árbol, y se internó en el bosque en busca de un lugar donde descansar.

Conforme sorteaba ramas y raíces, sentía que le hervía la sangre, agolpándose en sus sienes. La habían traicionado. Había matado para nada. Mientras avanzaba con dificultad, notó que el tobillo lastimado comenzaba a inflamarse, haciéndole más difícil desplazarse. Sumida en la oscuridad, divisó a lo lejos sombras moviéndose. No sabía si era producto de su imaginación o no, pero se dirigió hacia esa dirección.

~

Sofía sentía desvanecerse. Oía la voz de Ophelia explicándole algo, pero no distinguía las palabras de lo rápido y atropellado que hablaba. Se aferraba a la espada clavada en el suelo para sostenerse en pie. Ophelia, al notar que era en vano explicarle lo que iba a hacer, decidió simplemente hacerlo.

- Espérame aquí, Sofi. No tardaré – le dijo, mientras sujetaba su largo cabello con un listón que traía atado a la muñeca.

Se apartó un poco y con sus manos, comenzó a trazar en el aire una serie de movimientos. Y frente a ella, los arbustos y raíces trazaban a su vez estos movimientos, entretejiéndose formando un muro, y para hacerlo más alto, añadió las ramas de los árboles.

Era un don que Ophelia había heredado de su madre y que su padre tanto se empeñó en ocultar, pues de ser descubierto tendría el mismo final que su madre, en la hoguera. Y ahora, pensaba Ophelia, al fin podría usarlo para hacer algo útil.

Su intención era adecuar un espacio oculto entre los árboles para poder recostar a Sofía y que en caso de que alguien llegara al mismo claro, se mantuvieran ocultas. Siguió alzando muros de arbustos y raíces, delimitando un amplio círculo. Al principio todas las ramas se rompían y no sostenían la estructura, pues las forzaba demasiado, era la primera vez que usaba su habilidad de esa manera. Ocupada en su labor, se alejó perdiéndose de la vista de Sofía, que permanecía de pie, observando todo sin terminar de comprenderlo y demasiado cansada como para decir algo.

Después de mucho esfuerzo y dejar caer varias ramas, Ophelia había logrado alzar un refugio entre los árboles, no era cómodo pero al menos tendrían la seguridad de no ser vistas. Los muros eran tan gruesos que no veía a Sofía a través de ellos así que comenzó a rodearlos para regresar a donde la había dejado, cuando escuchó un murmullo de hojas tras de sí. Se estremeció al recordar que nunca se había vuelto a ver a los que se habían atrevido a entrar al bosque. Al buscar con la mirada la fuente del sonido y no encontrar nada, se tranquilizó a si misma pensando en que quizá había sido sólo el aire.

Siguió caminando y volvió a escuchar ruido, esta vez más cerca. Se detuvo. El miedo la hacía temblar. Giró sobre sus talones y se encontró cara a cara con una joven. Ambas estaban demasiado sorprendidas como para hablar. El aspecto de la joven era descuidado, había ramas entre su cabello. Vestía de manera sencilla y una capa cubría sus hombros. Ophelia gritó asustada y cerró los ojos, pero al darse cuenta de que estaba bien y de que no le había hecho nada, los abrió. La joven ya se había alejado unos pasos y estaba de espaldas a ella.

- Es... espere, por favor. – la joven siguió caminando, ignorándola – ¡por favor! ¡Sofía esta herida! – Ophelia procuraba sonar firme, pero su voz temblaba un poco – tiene que ayudarla, ¡por favor!
La joven se detuvo y volteó a verla, mirándola con recelo. Ophelia la miró a los ojos. Tenía miedo, pero temía más perder también a Sofía. No había huido solo para verla morir en medio del bosque.

- Por favor... – se acercó unos cuantos pasos- mataron a todos... estamos solas...

La joven no contestó, pero tampoco hizo algún movimiento. Ophelia estaba a un paso de ella y en un arrebato de desesperación, la tomó del brazo sin darle tiempo de reaccionar y la llevó a Sofía, apartando ramas y arbustos del camino para llegar pronto.

Pero Sofía ya no estaba sola. Permanecía de pie, comenzando a preocuparse porque no veía a Ophelia regresar, cuando escuchó algo acercarse a su izquierda. Su corazón comenzó a acelerarse. Empuño la espada y se preparó para defenderse, amenazando con la espada a lo que estaba frente a ella. Para su sorpresa, era Veanna que a su vez había ya tensado su arco con una flecha y le estaba apuntando, a unos cuantos pasos. Al reconocerse, bajaron las armas. Las habían presentado durante el banquete.

Sofía se derrumbó. Sus piernas ya no la sostenían, la continua pérdida de sangre la había debilitado. Veanna, sin pensarlo dos veces, la sostuvo. Al tener que apoyarse en ambos pies, ahogó un grito de dolor, pero eso no impidió que siguiera sujetándola.

Fue en ese momento que Ophelia llegó acompañada de la joven, la cual se liberó de ella notablemente enfadada. Pero al ver la escena su actitud cambió de inmediato, se acercó a Sofía y tomó uno de sus brazos para que se apoyara en ella, para después recostarla en el suelo cuidadosamente. Ophelia, reaccionando, se acercó a ofrecerle un brazo a Veanna, que intentaba mantenerse en equilibrio.

Sofía comenzaba a perder la conciencia y su mirada iba nerviosamente de Ophelia a la joven, y se sobresaltó cuando ésta rasgó la falda de su vestido, utilizando los jirones a modo de vendajes.
Cuando terminó, Sofía estaba aún sorprendida, pero un tanto aliviada. La joven se puso de pie y se alejó unos pasos.

- Espera, ¿nos vas a dejar aquí? – preguntó Veanna desconcertada. – ¡no puedes hacerlo!
- Por...por favor, no...no nos deje– exclamó Ophelia nerviosa – no... no tenemos a dónde ir...

La joven seguía mirándolas indecisa. Sus ropas y rostros estaban raspados por las ramas que las habían arañado al haber caminado por el bosque. No estaba precisamente conmovida, pero tampoco era insensible.

- Sólo una noche – dijo no muy convencida.

Ophelia suspiró aliviada y ayudó a Sofía a incorporarse. Lentamente, siguieron a la joven por el bosque, hacia el norte. Ophelia iba despejando el camino, Veanna se iba apoyando en los árboles y Sofía iba de su brazo.

No habían caminado mucho cuando encontraron una cabaña, oculta entre los árboles. Su interior era agradable, aunque se notaba que sólo vivía una persona ahí, pues no había muchos muebles y era una sola habitación. Lo que abundaban eran repisas llenas de frascos, de formas tan diversas como sus contenidos, así como velas que iluminaban el lugar.

Ophelia tendió a Sofía en el suelo al no haber más espacio disponible y se sentó junto a ella. Veanna se dejó caer en una silla de madera.

- Hay que limpiar esa herida... – dijo la joven mirando a Sofía – voy a necesitar tu ayuda – le dijo a Ophelia.

Ophelia asintió y se puso de pie. Veanna se quitó la bota para examinar su tobillo. La joven entrecerró los ojos al verla, pero no dijo nada. Tomó un cuenco de madera y comenzó a revolver cajones y repisas, sacando frascos y recipientes cuyo contenido vertía en él. Al terminar, tomó una navaja y se sentó junto a Sofía, dejando el cuenco a su lado. Quitó el vendaje improvisado y
rompió más el vestido para dejar la herida descubierta.

- Ve al pozo y llena esa cubeta con agua – le dijo a Ophelia, señalándole la cubeta.

Ophelia la tomó y cruzó la puerta, quedándose de pie observando alrededor en busca del pozo.

- A la izquierda... – le dijo la joven, como si fuera algo obvio mientras, a falta de vendajes, cortaba otra sección de la falda del vestido de Sofía.
- ¿No pensarás dejarla desnuda o sí? – le preguntó Veanna un tanto preocupada.
- ¿Prefieres que use tu ropa para vendarla? – contestó la joven mordazmente. Veanna refunfuñó y se quedo callada.

Ophelia regresó cargando con dificultad la cubeta llena, que dejó a un lado de la joven antes de sentarse junto a Veanna.

- ¿Veanna, verdad? – se aseguró Ophelia. Al asentir ésta, preguntó - ¿Cómo... cómo lograste escapar?
- Tomé un caballo y huí – contestó Veanna, prefiriendo no contar nada respecto a lo sucedido realmente. – pero en el camino, me caí y el caballo siguió de largo.
- Necesito que traigas un par de ramas cortas – pidió la joven mientras terminaba de limpiar la herida de Sofía y colocaba sobre ella la mezcla que había preparado.

Asumiendo que se dirigía a ella, Ophelia asintió y salió de nuevo. Veanna apoyó su cabeza en el respaldo de la silla y cerró los ojos por un momento. Quería recordar la cara del hombre que la había engañado y a la vez pensaba en el que buscaba.

La joven terminó de vendar a Sofía, que permanecía en silencio con la mirada perdida. En su cabeza resonaban los gritos de sus hermanos. Ophelia entró con un par de ramas gruesas y la joven se puso de pie, acercándose a Veanna y examinando el tobillo.

- Sólo está torcido – observó – es cuestión de inmovilizarlo...
- Traje estas ramas, señora – le contestó, dándoselas.

La joven frunció el ceño cuando la escuchó dirigirse a ella de esa manera. No era mucho mayor que ellas. Veanna esbozó una sonrisa burlona al ver su gesto y quiso preguntarle su edad pero decidió quedarse callada pues no le parecía que estuviera dispuesta a hablar de sí misma, ni siquiera sabían su nombre.

Después de sujetar ambas ramas a los lados del tobillo con un listón que Ophelia desprendió de su vestido, la joven comenzó a apagar las velas.

- Si quieren agua, saben en donde está el pozo – dijo después de darles sábanas. – acomódense donde puedan y no hagan ruido – añadió antes de acostarse en su cama, al fondo de la habitación.
- En esta silla estoy bien – se apresuró a decir Veanna, dejando su arco y flechas en el suelo junto a ella – sólo apoyare mi pie aquí... – dijo subiéndolo encima de un baúl y cerrando los ojos.

La joven frunció los labios en un gesto de desaprobación, pero se abstuvo de decir algo, pensando en que al día siguiente se marcharían y no volvería a verlas.
Ophelia apagó las últimas velas encendidas y se acomodó junto a Sofía en el suelo, apoyando la cabeza en su brazo, quedándose dormida casi de inmediato. Estaba exhausta.

~

Las llamas envolvían el lugar. El techo comenzaba a derrumbarse así como las paredes; vidrios rotos esparcidos por el suelo era todo lo que quedaba de los frascos en las repisas, ya consumidas por el fuego.

Fin del Capítulo 3

Chapter 3

Sofia and Ophelia had been walking for a long time without a fixed course, one after the other, walking through where they could make way, until they reached an open space, dimly lit by the moonlight.

Ophelia sighed exhausted and cleaned the tears from her face with the sleeve of her dress. She remained motionless, looking around them and rubbing her hand over her forehead as if to erase the images from the newly lived.

Neither of them had spoken a word since they had escaped. Nothing crossed their minds if not other than what had just happen, again and again, without being able to assimilate it.

Sofia, behind her, dropped her brother’s sword. She felt that she had no strength to go one step further. The pain caused by the wound did not allow her to breathe properly. It had become unbearable for some time, since at the beginning she was so concentrated on running that she hadn’t felt it.

Ophelia, when listening the sword fall, turned toward her and looked at her horrified. Even in the moonlight, Sofia looked pale and she looked at her hands a bit confused. She took her gaze off her bloodstained hands and her eyes met Ophelia’s, who doubted whether or not to approach her since she had no idea what to do. A dark stain stretched out on her dress, and even though Sofia pressured the wound with her hands, it didn’t stop bleeding.

~

The soldiers were finishing pilling up the corpses, for they would be burned later. The survivors, those wounded by the battle and those burned, were lying on the floor without anyone paying attention.

The hooded man was sitting in a carriage waiting, while his men finished preparing the horses so they could leave. Veanna looked at him impatient.

- I’ll have them take you. – He said with a certain disdain to repair for the insistent gaze from the archer. – You – he said to a soldier that had just finished saddling his horse. – Take her to Hallacair.

The soldier agreed as he climbed unto his horse and Veanna unto her own. From the carriage, the man saw them lose themselves in the darkness, and returned his glance to his companion, Prince Nicholas, unharmed, who looked at him nervously.

- You still haven’t said to me what you’ll do with me…will you let me go back to Sialia?
- That would be a favor… which means that you would be left in debt with me.

Prince Nicholas agreed, doubting for a few moments before accepting it. The hooded man showed his face and he introduced himself as Adirael. He smiled at him.

Veanna felt the wind strike her face and shift her hair. They had already traveled great distance and she hadn’t seen anything but forest yet. She was certain to find Hallacair, no matter at what cost. She rode behind the soldier, who led her through a rough footpath. Without previous warning, the soldier stopped. When Veanna stopped next to him confused, she felt a blow in the head that made her fall off the horse.

Stunned, she watched from the ground as the soldier rode away with both horses, leaving her alone in the middle of the darkness. She cursed aloud, without holding back. She made sure that her arch and case were still hung from her back and tried to get up by herself without much success, since due to the fall, one of her ankles had been placed in a painfully abnormal position. She got herself back up again, but his time holding herself up with a tree, and she went into the forest in search of a place where to rest.

As she continued in between branches and roots, she felt her blood boil within her, crowding at her temples. They had betrayed her. She had killed for nothing. While she continued with difficulty, she noticed that the damaged ankle began to get swollen, making it more difficult to move. Sunk in darkness, she saw shades moving at a distant spot. She did not know if it was product of her imagination or not, but she went towards that direction.

~

Sofia felt herself vanish. She heard Ophelia’s voice explaining something to her, but she could not distinguish the words because of the quickness in which she spoke. She clung herself to the sword that was nailed in the ground to maintain herself up. Ophelia, when noticing that it was in vain to try to explain to her what she was going to do, she simply decided to do it.

- Wait for me here, Sophie. I won’t be long - she said to her, while she held her long hair with a ribbon that was tied to her wrist.

She walked further away and with her hands, she began to draw up in the air a series of movements. And in front of her, the shrubs and roots drew up these movements as well, intertwining themselves forming a wall, and to make it higher, she added the branches from the trees.

It was an ability that Ophelia had inherited from her mother and which her father insisted on hiding, because of her being discovered she would have had the same end as her mother, in the bonfire. And now, Ophelia thought, she could finally use it to do something useful.

Her intentions were to adapt a hidden space between the trees so she could be able to lay Sophia down and that in case that somebody arrived at the same area they where sure to be maintained hidden.

She continued raising walls out of shrubs and roots, delimiting a wide circle. At the beginning all the branches broke and they could not maintain the structure, because it was being forced too much, it was the first time that she used her ability that way. Occupied in her work, she moved away loosing herself out of Sofia’s sight, who remained standing up, observing everything without finishing understanding it and too tired to saying something.

After much effort and dropping several branches, Ophelia had managed to raise a refuge between the trees, it was not comfortable but at least they would have the security of not being seen. The walls were so thick that she could not see Sofia through them so she began to surround them to return to where she had left her, when she heard a murmur of leaves behind herself. She shook when she remembered that they had never turned back to see those who had been so bold as to enter forest. When looking with a quick look the source of the sound and not finding anything, she tranquilized herself thinking that perhaps it had been only the air.

She continued walking and she heard the noise again, this time closer. She stopped. The fear made her shake. She turned on her heels and was now face to face with a young person. Both too much surprised to speak. The aspect of the young girl was neglecting, as there were branches between her hairs. She was dressed in simple way and a cape covered her shoulders. Ophelia shouted scared and closed her eyes, but when noticing that all was well and she hadn’t done anything to her, she opened them. The young girl had already walked away several steps and had her back to her.

- Wa…Wait!! Please. - The young girl kept walking, ignoring her. – Please! Sofia is hurt!! – Ophelia tried to sound as firm as possible, but her voice was quivering. – You’ve got to help her! Please!

The young girl stopped and turned around to see her, looking at her with distrust. Ophelia looked at her in the eye. She was scared, but she feared even more to lose Sofia also. She had not fled just to see her die in the middle of the woods.

- Please…- she came a few feet closer – They’ve killed everyone… we’re alone…

The young girl did not answer, but didn’t make any movement either. Ophelia was a step away from her, and in a desperation fit, she dragged her by her arm without giving her time to react and she took her to Sofia, moving branches and shrubs out of the way to arrive sooner.

But Sofia was no longer alone. She remained standing up, beginning to worry since she did not see Ophelia returning, just then she listened something approach her at her left. Her heart began to race. She gripped the sword and was prepared to defend herself, threatening the sword to whatever was in front of her. For her surprise, it was Veanna who had also tightened her arch with an arrow and it was aiming at her, within a few steps. When recognizing each other, they lowered their arms. They had been introduced during the banquet.

Sofia collapsed. Her legs no longer maintained her; the continuous loss of blood had debilitated her. Veanna, without second thought, held her. When having to stand in both feet, she drowned a shout in pain, but that didn’t stop her, and she continued holding her.

Right then was when Ophelia arrived with the young girl, who freed herself from Ophelia, notoriously upset. But upon seeing the scene her attitude changed immediately, she approached Sofía and took her from one of her arms so that she leaned on her, so she could lay her down in the ground carefully. Ophelia, reacting, approached to offer an arm to Veanna, who tried to stay in balance.

Sofía began to lose conscience and her glance went nervously from Ophelia to the young girl, and was startled when this one tore the skirt of her dress, using the shreds of it as a bandages.
When she finished, Sofia was still surprised, but somewhat relieved. The young girl stood up and walked away a few steps.

- Wait, you’re going to leave us here? – Asked Veanna concerned – You can’t do that!
- Plea…please, don’t… don’t leave us - Ophelia exclaimed nervously. – We… we don’t have anywhere to go…

The young girl continued watching them uncertain. Their clothes and faces were scraped by the branches that had scratched them, while walking through the forest. She wasn’t exactly moved, but she wasn’t insensitive either.

- Just one night - She said, not really sure of herself.

Ophelia sighted relieved and helped Sofia get up. Slowly, they followed the young girl through the forest, towards the north. Ophelia was clearing the way, Veanna was helping herself up with the trees and Sofia held unto her arm.

They hadn’t walked much when they found a cabin, hidden between the trees. Its interior was nice, although you could clearly see that only one person lived there, because there were not many furniture around and there was only one room. But there were a great number of shelves full of bottles, of diverse forms as their contents, as well as candles that illuminated the place.
Ophelia laid Sofia on the ground since there wasn’t much more space available and she sat next to her. Veanna dropped herself on a wood chair.

- We have to clean that wound…- Said the young girl looking at Sofia – I’m going to need you help- She said at Ophelia.

Ophelia agreed and stood up. Veanna took off her boot to examine her ankle. The young girl looked at her when seeing her do this, but she didn’t say anything. She took an earthen bowl made from wood and began to go through drawers and shelves, shuffling bottles and containers whose content spilled in the bowl. When she finished, she took a knife and sat next to Sofia, and leaving the bowl to her side. She took off the improvised bandage and ripped the dress even more, to leave the wound exposed.

- Go to the well and fill the bucket with water- she said to Ophelia, while pointing at the bucket.

Ophelia took it and crossed the door, stayed there as she looked everywhere for the well.

- At the left…- said the girl, as if it where something obvious, while at the lack of bandages, she ripped Sofia’s dressed even more.

- You don’t plan on leaving her naked, do you? – asked Veanna a bit worried.
- Would you rather I use your clothes to cover her up? - snapped the girl. Veanna grumbled at kept silent.

Ophelia came back, carrying with difficulty the full bucket, leaving it beside the girl, before sitting beside Veanna.

- Veanna, right? - said Ophelia, assuring herself. When she approved, she asked – How…how did you manage to escape?
- I took a horse and fled – answered Veanna, preferring not to mention anything about what really happened.
- I need you to bring me a few pair of short branches- asked the young girl as she finished cleaning up Sofia’s wound and placing over it the mix she had just prepared.

Assuming that she was talking to her, Ophelia nodded and stepped outside again. Veanna rested her head o the chair’s back and closed her eyes for a moment. She wanted to remember the face of the one who had fooled her, and at the same time, he who sought.

The young girl finished covering Sofia up, who remained still, with a lost gaze. Her brothers’ screams resonated on her head. Ophelia entered with a few branches and the young girl stood up, and approached Veanna, examining her ankle.

- It’s only twisted – she said – we just have to immobilize it.
- I brought the branches ma’am – She answered giving them to her.

The young girl furrowed her brow when she heard her talk to her by that way. She wasn’t that much older than them. Veanna stifled a laugh as she saw her face and she was about to ask her, her age but decided to stay quiet, since it seemed this girl didn’t want to talk about anything related to her, they didn’t even know her name.

After tying up both branches, one on each side, of Veanna’s ankle, with a ribbon they tore off Ophelia’s dress, the young girl started to blow out the candles.

- If you want water, you know where the well is at- she said, after giving them some blankets. - lay there where you can, and try not to make much noise- she added before going to her own bed, at the end of the room.

- I’m fine in this chair, Veanna said quickly, leaving her bow and arrows on the floor beside her. – I’ll just rest my foot here...- she said, putting it over a trunk and closing her eyes.

The young girl pouted her lips, in sign of disapproval, but she didn’t say anything, thinking about how tomorrow they’d be gone, and she wouldn’t see them again.

Ophelia blew out the remaining candles, and lay beside Sofia on the floor, laying her head on her arm, going to sleep almost immediately. She was exhausted.

~

Flames engulfed the place. The ceiling, as well as the wall, started collapsing; broken glasses form what was left of the vials form the shelves, already consumed in flames.

End of Chapter 3